“Mi mamá no aparece en ninguna lista, ni en el hospital ni en el cementerio”, dice desconsolado Julio Zambrano, quien viajó de Cali a Mocoa, apenas se enteró de la avalancha que arrasó en la madrugada del sábado con 17 barrios de esta capital, entre ellos, en el que vivía su madre, María Marlene Hernández, de 65 años.
“Vivía en La Floresta; cuando llegué allí, solo encontré una piedra gigante en el lugar de la casa y nadie me da razón de ella”, dice Julio.
María Marlene estaba en el momento de la avalancha con tres sobrinos, cuyos cuerpos fueron hallados entre el barro, pero ella no aparece.
La mujer hace parte de unas 80 personas que, según cálculos extraoficiales de las autoridades, se encuentran desaparecidas luego de la avalancha, que dejaba anoche 286 muertos y más de 200 heridos.
Jorge Franco, coordinador de la entrega de cuerpos en el cementerio Normandía, asegura que la lista siempre está cambiando, pues las personas acuden al hospital, a la Fiscalía y al cementerio.
“Nosotros publicamos siempre las listas de las personas que hemos identificado. Gran parte de la gente que viene al cementerio, viene con la esperanza de encontrar el nombre de su familiar en las listas, pero aquí solo están los cuerpos plenamente identificados para proceder con la entrega y el posterior entierro”, asegura Franco, funcionario de Medicina Legal.
Al profesor Víctor James Piaguajé lo están buscando sus estudiantes. Este hombre, de 32 años, era docente de matemáticas en un colegio de Leguízamo, a escasos minutos de la capital del Putumayo.
“Nos dicen que el cuerpo del profesor y el de su esposa, Nancy Pérez, no aparecen, vinimos a acompañar a su familia para darles fuerza y rezar por la pronta aparición de los cuerpos”, indicó una de las estudiantes de Piaguajé, en las afueras del cementerio.
Hay otros casos como el de Jeison Andrés Rojas, de 17 años, quien fue reportado como uno de los heridos que llegó al hospital de Neiva y luego les informaron a sus familiares que había fallecido, pero ahora nadie les da razón de su cuerpo.
Nos dicen que el cuerpo del profesor Víctor James Piaguajé y el de su esposa, Nancy Pérez, no aparecen, vinimos a acompañar a su familia para darles fuerza
“Él salió herido y se lo llevaron para allá. Sabíamos que lo habían trasladado, pero no aparece en ninguna parte y ahora nos dicen que murió, pero tampoco nos entregan el cadáver”, reclamaba Alirio Rojas a las afueras del hospital.
El general Miguel Pérez, comandante de la Defensa Civil, señaló que desde el martes se terminaron las búsquedas selectivas, que realizan 248 voluntarios, y anunció que desde este miércoles las labores de rescate de cuerpos se realizarán con maquinaria pesada.
Con el paso de los días, las labores de los rescatistas se hacen más difíciles, pues el barro ya está seco y compacto.
“Tenemos siete posibles puntos plenamente identificados para las labores de búsqueda de cuerpos, esto gracias a ocho caninos que nos ayudan en las labores”, comentó el general Pérez.
San Miguel es la zona donde más voluntarios se concentran para las labores de búsqueda, que se extienden, además, a las poblaciones vecinas, como Villagarzón y La Tagua, donde encontraron 15 cuerpos arrastrados por las aguas hasta 90 kilómetros más abajo del sitio de la tragedia.
“Encontramos hasta el cuerpo de un menor a orillas del río Caquetá, en Curillo”, dijo el comandante de la Defensa Civil.
Incluso los propios organismos de socorro tienen personas desaparecidas. Voluntarios de la Defensa Civil buscan también a Jhonatan Diago, un voluntario de la entidad en Mocoa, quien luego de poner a su familia a salvo de la avalancha registrada en la madrugada del 1.° de abril salió a buscar a más sobrevivientes, pero desapareció arrastrado por el lodo.
“Queremos destacar que era una persona con vocación de servicio, un hombre dedicado que murió ayudando a otros. Necesitamos encontrarlo”, expresó el comandante de la Defensa Civil.
Diago, de 32 años, logró rescatar a su esposa y dos hijos, pero luego de eso no se tienen más noticias de él.
Hace dos semanas, Diago había recibido una mención especial del organismo luego de que lograra el rescate de dos extranjeros que se habían perdido en las montañas de Putumayo.
Muchas familias ya se dan por vencidas, poco a poco se resignan a encontrar a sus familiares con vida.
Algunos solo quieren ver por última vez el cuerpo de sus seres queridos para darles un último abrazo y derramar una lágrima. Mientras, un centenar de familias espera alguna noticia en el cementerio de la ciudad.
Fuente: El Tiempo