Con un mar de leones vistiendo el Nemesio Camacho ‘El Campín’, la hinchada de Santa Fe cumplió la cita para ver a su equipo en la final frente a Tolima, las tribunas al paso de los minutos fueron cambiando el amarillo de las sillas por el rojo y el blanco.
La voz del estadio buscaba animar a los aficionados que estaban alistando todos sus alientos para la salida de los jugadores. Los cardenales aparecieron en el terreno a saludar y la algarabía se hizo sentir, al igual que en el entrenamiento previo.
Minutos más tarde, cerca del inicio del partido, la champeta de Bazurto All Stars puso a bailar a los asistentes un rato y luego los juegos artificiales desde el lado oriental adornaron la entrada de los equipos a la cancha.
Mientras se realizaban los actos protocolarios, la tribuna envió su mensaje y recordó el 1948, año del título inaugural del FPC con la leyenda “primeros para la eternidad” y un tifo con la sigla del club, CISF. También se apuntó una linda postal en el costado sur con una bandera que mostraba la foto del levantamiento de la Copa Sudamericana, Surugua Bank y Liga Aguila.
Santa Fe consiguió una estrella más con Gustavo Costas al mando
El partido inició con una hinchada nerviosa, pero positiva que alentaba de a pocos. A los 13 minutos el gol de Héctor Urrego acabó con las ansias y el grito sagrado se apoderó de El Campín que se fue tomando confianza chiflando cada falta que pitaba Wilmar Roldán, quien tuvo que aguantar una serie de insultos.
Llegó el descanso y salió Monaguillo, la mascota de Santa Fe, que buscó encender nuevamente a los hinchas, tomó el balón e hizo varios goles que fueron correspondidos por la afición.
En la segunda mitad, el nerviosismo volvió tras un juego cerrado. Los asistentes volvieron a despertar luego de una llegada de Osorio Botello al minuto 64. En el 75, sur y norte sorprendieron con un lindo show de bengalas que terminó con la ovación para el ídolo, Omar Pérez que entró al minuto 77.
Empezó el conteo regresivo, Tolima se acercó y asustó a los hinchas que solo esperaban el pitazo final, después de varios sustos la cuenta terminó y la gente pudo festejar, apuntando la novena estrella. Los jugadores levantaron la copa y el “dale león” se convirtió en una sola voz.