A menos de ocho días de haberse registrado duros enfrentamientos en zona rural del municipio de Hacarí, en Norte de Santander, que produjeron el desplazamiento de 240 personas, según organizaciones adscritas a la ONU, este sector del Catatumbo volvió a ser epicentro de combates entre el Ejército Nacional y grupos insurgentes, que operan en esta parte del país.
La arremetida armada se produjo este jueves, en la vereda Maracaibito de esta localidad nortesantandereana, y cobró la vida del soldado profesional Víctor Segundo Olaya Charry, quien recibió un impacto de bala a la altura del pecho. A pesar de los ingentes esfuerzos del equipo médico que acompañaba las unidades militares, el uniformado murió antes de ser remitido a un centro asistencial.
Según información preliminar, el deceso del efectivo ocurrió durante un enfrentamiento entre tropas de la Fuerza Tarea Vulcano del Ejército e integrantes de la compañía Comandante Diego, de la guerrilla del Eln.
“Las operaciones militares en el área continúan desarrollándose de forma permanente por parte del Ejército Nacional, con el firme propósito de velar por la tranquilidad y bienestar de la población, cumpliendo con el deber constitucional de salvaguardar el territorio colombiano”, indicó la institución a través de un comunicado.
Organizaciones defensoras de derechos humanos han denunciado que comunidades de la región del Catatumbo constantemente quedan en medio del fuego cruzado por la confrontación armada que persiste entre la Fuerza Pública y los grupos ilegales, pese a que en esa zona se produjo la salida del frente 33 de las Farc.
“Entonces ahí, la situación de enfrentamientos, combates y militarización del territorio es permanente. En el Catatumbo la guerra no ha parado, ahí nada ha cambiado. Ese es el pan nuestro de cada día en esa región, ahí la gente tiene que sobrevivir y acostumbrarse a vivir en medio de la guerra”, indicó Wilfredo Cañizares de la Fundación Progresar