El año pasado, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) emitió una advertencia sobre el impacto significativo del fenómeno de El Niño, anticipando que sería uno de los más intensos en la historia. Esta predicción se alinea con la información proporcionada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que declaró que el año 2023 fue el más cálido registrado hasta la fecha. Además, la OMM ha indicado que para el 2024 no se espera una mejora en esta situación.
En Colombia, las consecuencias de este aumento de temperatura se han sentido con fuerza en diversas regiones del país. Recientemente, se ha establecido un nuevo récord de calor. Durante enero, un pequeño pueblo llamado Jerusalén, ubicado en Cundinamarca, experimentó una temperatura récord de 40,4 grados Celsius. Este hecho es particularmente notable dado que Jerusalén ha superado a zonas costeras tradicionalmente cálidas como San Andrés, Providencia y Santa Marta.
Jerusalén se encuentra en la Provincia del Alto Magdalena, a aproximadamente 130 kilómetros al suroccidente de Bogotá, lo que equivale a un viaje de 3 horas y 15 minutos desde la capital. Este récord de temperatura en un lugar no costero resalta la creciente preocupación sobre el cambio climático y sus efectos en diferentes regiones de Colombia. La comunidad científica y los ciudadanos observan con atención estos cambios, esperando medidas y respuestas adaptadas a estos nuevos desafíos climáticos.