El ambiente en Arauca se tensa tras un comunicado difundido este viernes 5 de abril de 2024 por el “Frente de Guerra Oriental Comandante en Jefe Manuel Vásquez Castaño” del ELN, el cual reafirma su postura de confrontación, esta vez poniendo en relieve su enfrentamiento con las disidencias de las FARC. El documento es explícito:
“Hay una declaratoria de guerra, por lo tanto, seguiremos defendiendo al pueblo y la clase popular, castigando a todos los actores intelectuales y materiales, que amedrentan y masacran al pueblo”.
Esta cita directa del comunicado no solo evidencia la continuación del conflicto armado sino también la intensificación de la violencia en la región.
Al mismo tiempo, la presencia de un delegado del Comisionado de Paz en Arauca, buscando diálogos y soluciones, parece verse eclipsada por esta declaratoria. A ello se suma la reciente intervención del Ejército Nacional, que ha puesto en relieve posibles conexiones de víctimas recientes con grupos armados, lo que acentúa la complejidad del conflicto y desdibuja las líneas entre civiles y combatientes.
El ELN también dirige su crítica hacia partidos políticos y medios de comunicación, acusándolos de contribuir a una campaña de estigmatización contra sus operaciones y objetivos. Esta parte del comunicado sugiere un ambiente de intimidación y represalia que alcanza no solo a los actores armados sino también a quienes informan y opinan sobre el conflicto. Además, el comunicado llama a intensificar lo que denomina “acción y justicia revolucionaria” contra aquellos que considera responsables de actos de violencia contra la población civil.
La guerrilla también hace un llamado a la población de Arauca y Casanare a distanciarse de lo que llama “bandas parafarianas”, advirtiendo sobre las consecuencias de la colaboración con estos grupos. El ELN enfatiza la necesidad de unidad entre la población afectada y denuncia lo que considera una alianza entre sectores oligárquicos y grupos paramilitares.
Este escenario deja en evidencia la difícil situación que enfrenta Arauca, donde el avance hacia la paz se ve constantemente desafiado por actos de violencia y declaraciones que reafirman posturas beligerantes. La comunidad local, en medio de este fuego cruzado, queda atrapada en un ciclo de violencia que socava los esfuerzos de construcción de paz y reconciliación.
La crítica situación en Arauca demanda una atención urgente que vaya más allá de la confrontación armada, buscando soluciones que atiendan las causas profundas del conflicto y promuevan el diálogo entre todas las partes involucradas. Solo así se podrá aspirar a una paz duradera que permita a la región y a sus habitantes recuperar la estabilidad y avanzar hacia un futuro de prosperidad y armonía.
La labor de informar sobre estos sucesos, a pesar de las amenazas y la violencia, se mantiene como un pilar fundamental para entender la magnitud del conflicto y buscar caminos hacia su resolución. La comunidad internacional, así como las autoridades colombianas, deben prestar especial atención a Arauca, facilitando y protegiendo los esfuerzos de paz en una de las zonas más golpeadas por el conflicto armado en Colombia.