La cosa publica araucana, esta transitando por un periodo de definiciones y decisiones. Actualmente, las siete alcaldías y la gobernación se encuentran finiquitando los detalles de sus planes de desarrollo, documentos prospectivos que deberían definir los lineamientos de política pública para los tiempos por venir. Este proceso de planificación territorial, para bien y para mal, se ha llevado sin mayores contratiempos, atendiendo las dinámicas de participación ya conocidas, manifestando los intereses sociales y gremiales ampliamente difundidos, y reflejando la habitual falta de audacia y perspicacia en los asunto públicos.
Precisamente sobre este último aspecto quisiera orientar la presente columna. No a manera de crítica velada, sino más bien de sugerencia bienintencionada.
La propuesta, a manera de llamado urgente, es a no limitar más la acción pública, a la simple ejecución del presupuesto. Me explico: lo habitual dentro del quehacer de las entidades gubernamentales del orden territorial, es considerar que los problemas de la agenda pública solo se pueden solucionar con grandes recursos, los cuales materializan las soluciones a través de un proyecto de inversión pública. Dejando de lado las consideraciones acerca de las deficiencias en la ejecución de los recursos públicos, ese mal tan extendido que es la corrupción, hay que decir que esa perspectiva tan reducida de la administración pública, impide que se incorporen a la discusión otras posibilidades de acción de comprobada eficiencia en varios lugares del mundo.
Me quiero referir aquí a los denominados acicates y puntos focales.
Los primeros se refieren a determinaciones de gobierno que se apoyan en principios de la ciencia conductual, con las que se ha demostrado que es posible subsanar sesgos que llevan a patrones de comportamiento que son susceptible de mejora. Los acicates o nudges -como se denominan en inglés- (Sunstein & Thaler, 2023), cuentan con la ventaja de conservar la libertad de elección de los ciudadanos y de tratarse de intervenciones de muy bajo costo.
Con los puntos focales (Basu, 2018) por su parte, se hace referencia a la persistencia de comportamientos que consolidan equilibrios económicos y sociales no óptimos. La fluidez en la información pública que da cuenta de las conductas problemáticas, así como intervenciones policivas concretas, son las principales orientaciones para alcanzar equilibrios socialmente más deseables.
La pregunta apenas natural que surge es ¿qué tanto de este tipo de intervenciones se están implementando o al menos planteando para atender algunos de los problemas que nos aquejan? A juzgar por la forma en que se han venido abordando los temas prioritarios en la agenda pública, este tipo de consideraciones administrativas prácticas, brillan por su ausencia.
Pero como mencionamos al principio, el objetivo de estas líneas no es criticar sino proponer alternativas de solución. Por esta razón, de manera respetuosa le sugerimos a los gobiernos territoriales que estudien e implementen este tipo de soluciones administrativas para problemas ampliamente extendidos: la corrupción, el tránsito caótico, la ocupación indebida del espacio público, la mala disposición de las basuras, las conductas de riesgo que afectan los objetivos de salud pública, los problemas de gobernanza local, entre otros. Se trata de intervenciones concretas encaminadas a generar transformaciones visibles, que sin embargo requieren audacia y la valentía para superar la inercia gubernamental que impide la innovación pública.
Promover acicates y consolidar nuevos puntos focales, he ahí un enorme reto para verdaderamente transformar nuestros territorios ¿lo estamos asumiendo como sociedad? ¿nos interesa hacerlo? ¿seremos capaces de salir de las lógicas públicas de siempre? He ahí las cuestiones que nos quedan por dirimir.
P.h.D. Eduardo Andrés Botero Cedeño – Economista