En el departamento de Arauca, el periodismo se enfrenta a una encrucijada de violencia y represión. Desde Meridiano70, no somos ajenos a esta realidad; hemos sido y somos directamente afectados por intimidaciones, amenazas y actos de censura que en el pasado culminaron trágicamente con el asesinato de dos de nuestros directores, y más recientemente con condicionar la línea editorial del medio. Este clima de terror, impuesto no solo por grupos guerrilleros sino también por individuos inmersos en actos de corrupción, ha impregnado nuestro diario vivir, llevándonos a cuestionar diariamente si prevalecer la vida o el derecho de las comunidades a estar informadas.
En medio de este ambiente hostil, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) ha emitido un comunicado urgente, resaltando la gravedad de la situación que enfrentamos. Como colegas de la prensa en Arauca, compartimos el dilema constante entre el silencio forzado y nuestra misión de informar. Las presiones para mantenernos callados son, en muchas ocasiones, un intento oscuro de perpetuar la impunidad.
Hoy, es más necesario que nunca poder hablar y hacerlo con el respeto que merece la dignidad humana, utilizando la estructura jurídica del Estado colombiano no solo como base para denunciar, sino para transformar nuestra sociedad y prevenir delitos contra el patrimonio público y reestablecer el orden público, sin menoscabar las intenciones de pacificación del territorio a través de los diálogos de paz. La confluencia de guerrillas, políticos corruptos y un clima de miedo crea un caldo de cultivo para más atraso y desesperanza en una región con un enorme potencial de crecimiento.
Abogamos por un retorno a la calma, a la verdad y al respeto, para que prevalezcan la libertad y la vida en Arauca. Es esencial, para el progreso político, económico y social de Colombia, asegurar que se ejerza el derecho a informar y estar informado. Este derecho no solo beneficia al periodismo, sino que es fundamental para la visibilidad y el ejercicio de todos los derechos constitucionales de nuestra comunidad.
Este es el comunicado de la FLIP:
En los últimos dos años, grupos armados ilegales han sido el principal agresor de la prensa en Arauca. Según nuestra documentación, en 2022 los ataques del Estado Mayor Central de las FARC (EMC-FARC) y el ELN contra periodistas correspondieron al 57.45% del total de agresiones en el departamento. Si bien en 2023 el porcentaje bajó a 45%, en lo corrido del 2024 alcanza el 50%. Esta violencia ha causado que los y las periodistas acudan a la autocensura como mecanismo de protección y dejen de informar sobre conflicto armado, orden público y violación de derechos humanos, producto de la acción de estos grupos que se ha agravado por el enfrentamiento directo en el que se encuentran.
Este año, tanto el ELN como el EMC-FARC han emitido pronunciamientos en los que acusan a periodistas y medios de comunicación de estar vinculados o participar con el grupo armado contrario. En el caso más reciente, ocurrido el pasado 5 de abril, el ELN publicó un comunicado acusando a medios y periodistas de que “estigmatizan, criminalizan y asesinan las organizaciones populares, proyectos alternativos y dirigentes sociales”. Además, los relacionó como “verdugos del pueblo” y “cómplices de los planes de las bandas mercenarias de la muerte” y advirtió que agudizará su actuar en contra de esta población.
Involucrar a la prensa en la comisión de un delito tan grave, como es el asesinato por el ejercicio legítimo de informar y opinar sobre hechos de interés público, resulta altamente riesgoso para los y las periodistas del departamento, pues quedan relacionados con las dinámicas de guerra de grupos al margen de la ley.
Hasta el 10 de abril de este año hemos registrado nueve agresiones, entre las que se encuentran intimidaciones, acosos y amenazas en contra de al menos nueve periodistas. En cinco de estos casos, los agresores fueron integrantes del EMC-FARC y el ELN. Solo esta semana recibimos el reporte de un periodista, quien aseguró que recibió información sobre un plan para atentar contra su vida, y de otro, que decidió abandonar el departamento para salvaguardar su integridad después de recibir varias amenazas.
Desde el año 2022, cuando empezamos a evidenciar un recrudecimiento de la violencia contra la prensa en el departamento, en la FLIP hemos acompañado a periodistas de Arauca en la activación de rutas de protección con autoridades como la Policía y la Fiscalía General de la Nación, e instituciones como la Unidad Nacional de Protección (UNP). También hemos brindado apoyo en la reubicación de cinco periodistas que tuvieron que salir desplazados forzadamente. Aunque estas medidas se deben seguir promoviendo, resultan insuficientes ante el riesgo que enfrentan las y los comunicadores actualmente.
Por esto, insistimos en la necesidad de que en la mesa de diálogo del Gobierno Nacional con el ELN y con el EMC-FARC, se aborde la violencia contra los y las periodistas, y se exija no involucrarles en las dinámicas del conflicto.
También es indispensable que desde las autoridades y entidades locales, departamentales y nacionales se genere un discurso público que rodee a la prensa. Por ello, hacemos un llamado urgente a que el Ministerio del Interior, la Gobernación de Arauca y las alcaldías municipales del departamento se articulen y creen una campaña de respaldo a la labor de la prensa. Esta estrategia debe ser sostenida en el tiempo y estar encaminada a defender el ejercicio periodístico y contrarrestar la estigmatización de la que han sido blanco periodistas y medios de comunicación locales.
Adicionalmente, las gobernaciones y alcaldías deben incluir en sus consejos de seguridad la situación de la prensa y encaminar acciones a la protección particular de los y las periodistas, teniendo en cuenta que son sujetos de especial protección constitucional según lo ha recordado la Corte Constitucional en su Sentencia C-116/21.