En el llano de antaño, los moradores de la región, de religión católica, apostólica y romana, gracias a la influencia de los jesuitas en su campaña evangelizadora, aprendieron a celebrar muy disciplinadamente y con respeto profundo la semana mayor. Los llaneros establecieron unas normas y tradiciones que aún se mantienen pese a la modernidad y la pluriculturalidad. En el llano, la semana antes de la Semana Santa se denomina, semana del rebusque, esto implica la recolección de la comida (pescado, carne de chigüire, miel de abejas, melado de caña, matajea, queso, pira, yuca, topocho, arroz, maíz, pasta y manteca de marrano), también en esta semana se hacen, los trompos, las zarandas y se recogen las semillas de mararay, la huesa de los venados para secarlas y acondicionar todo para los juegos. Los trompos se hacían por calidad, si eran para trolla y mapolos se hacían de flor amarillo, guayabo de agua, menudito o jebe, para romper zarandas y para el más zumbador se hacían de cojón de verraco, totumo o de limón. Las muchachas hacían las zarandas y les echaban graso o cebo de ganado para que no se rompieran tan fácil al ser golpeadas por los trompos.
Del Domingo de Ramos en adelante nadie trabaja, todo mundo se dedica a celebrar; aquí es que son importantes los juegos. En los vecindarios los vecinos se reúnen en una casa y las otras quedan solas, el anfitrión o dueño de casa, atiende a los visitantes, les ofrece la comida y todos a jugar muy respetuosamente. El siguiente día la reunión pasa a otra casa y lo mismo. El que le toca el día viernes le toca ofrecer los siete potajes y siempre se deja el día sábado a la persona más pudiente para que realice el parrando de Pascua; música, carne asada y bebidas (aguardiente y vino). Todo es gratis y el respeto íntegro para todo y con todo; todos los años cada quien sabe que día le corresponde la celebración, los burros y los potrónes de barbuquejo son el transporte o de a pie según las distancias de las casas.
La gran pregunta es ¿Por qué estos juegos y con esos elementos? Resulta que para la época, los llaneros no contaban con los juegos de otras culturas como la pirinola ni las canicas de cristal o vidrio o pasta. Entonces recurrieron a los productos naturales como semillas de parapara, de mararay, camazo, madera y huesos de venado para la huesa.
Hay juegos especiales para los hombres y otros que se realizan de manera mixta; sin embargo, hay mujeres que también ejecutan los juegos de los hombres como el gallo alemán y el morrocoy. Kiriminduñe; Las muchachas lo jugaban con los muchachos y de la siguiente manera: la muchacha agarraba una cantidad de Mara rayes, serrando el puño y decía ¿kiriminduñe? El hombre respondía, abra el puño, ella preguntaba ¿sobre cuántas?, él respondía sobre cuatro, por ejemplo, y ella abría la mano, si tenía cuatro le tocaba entregárselas al muchacho; pero si tenía otra cantidad el muchacho le tocaba entregarle a ella la cantidad que ella tuviera en la mano. Así se jugaba con mararayes, se cambiaban las preguntas, por ejemplo: ¿Chaparralito floreado? Florado está, ¿con cuántas flores? Con seis. Y así, si adivinaba, ganaba y si no, pues perdía.
Trompo y zaranda: en el patio las muchachas tiraban las zarandas a bailar y los muchachos les sumaban a romperlas con los trompos, la idea es zumbar barias zarandas al tiempo para que los hombres buscaran a cuál tirarle, cuando la zaranda dejaba de bailar ya no se le tiraban trompos (zaranda muerta se respeta).
Los platos típicos de Semana Santa son: Pisillo de chigüire, pira, arroz, pisillo de pescado, yuca, casabe, mañoco, topocho sancochado o en tajadas fritas, churruchuchu de jojoto, queso de cincho, queso de mano, arroz con leche, guisos de galápago, de tortuga y de terecay, cachicamo embejucado, galápago, empantalonado de galápago y de morrocoy, gayo pinto, palo a pique y marrano frito.
Conservas: dulces de leche, de pata de res, de lechosa, de toronja, de batata, de huevos de tortuga, jalea de mango, melcocha, batido, buñuelos de yuca con miel de abeja, tabletas de leche y gofios, todos acompañados con queso de mano o de cincho.
Así se preparan algunos platos: se cocinan el arroz y la pira revueltos, a esto se le llama gayo pinto. Pisillo de carne seca, arroz y yuca; a esto se le llama palo apique. El cachicamo se cocina revuelto con la pasta; a esto se le llama cachicamo embejucado. El galápago se guisan las presas y se envuelven en masa de maíz y se frita; a esto se le llama empantalonado. El día Viernes Santo se sirven los 7 potajes, 7 platos, hay que tener en cuenta que en Semana Santa no se cobra la comida y el día viernes no se vende nada.
Investigación, consulta y redacción, realizada por el cantante compositor, historiador y filósofo llanero Oscar Quintero Sanchez “el legendario coplero colombiano”