La Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) ha expresado preocupación por el impacto del abigeato, el carneo y el sacrificio clandestino en la industria ganadera de Colombia. Un estudio reciente realizado por la Oficina de Estudios Económicos de Fedegán muestra que estas actividades ilegales han afectado profundamente la cadena de valor de la carne bovina. Según el informe, en 2023 las plantas de beneficio faenaron 3,1 millones de bovinos, mientras que los mataderos ilegales despostaron aproximadamente 1,7 millones de animales, lo que representa entre el 40% y el 45% del sacrificio formal.
El documento titulado “Entorno actual de las cadenas de valor de la ganadería colombiana” informa que el sacrificio clandestino ha incrementado debido al deterioro de la seguridad a nivel nacional, lo cual afecta directamente a toda la cadena cárnica. Este problema no solo representa una competencia desleal para la industria frigorífica, sino que también pone en riesgo la seguridad alimentaria debido a la falta de controles sanitarios en los mataderos ilegales.
El consumo de carne de res en Colombia ha sido otro punto de atención, con expectativas de que en 2024 vuelva a los niveles de 18 kilogramos por persona al año. Sin embargo, la informalidad en el sector sigue siendo una preocupación creciente, ya que muchos consumidores acceden a carne de fuentes no reguladas, atraídos por precios más bajos, pero expuestos a menores condiciones de salubridad.
José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegán, recordó que el abigeato —hurto de ganado— ha afectado de manera continua a la ganadería colombiana. Según la Policía Nacional, en los últimos 14 años se han reportado 33.650 casos de abigeato en el país, lo que equivale a seis denuncias diarias. Estas actividades delictivas, combinadas con el carneo y el sacrificio clandestino, suponen una grave amenaza para los ganaderos y la cadena productiva en su conjunto.
El informe anuncia la necesidad urgente de mejorar la seguridad en las zonas rurales, fortalecer los controles sanitarios, y contar con un sistema de identificación animal más eficiente para combatir estas prácticas ilegales que siguen afectando a miles de ganaderos en Colombia.