El Gobierno de Gustavo Petro y la disidencia de las FARC conocida como Segunda Marquetalia, encabezada por Iván Márquez, han anunciado formalmente el inicio de diálogos de paz. Este anuncio representa un nuevo capítulo en el prolongado conflicto armado colombiano, pero también plantea interrogantes sobre su estructura, implementación y consecuencias. La negociación propuesta incluye el desescalamiento del conflicto y la definición de una agenda y protocolos de negociación, con el apoyo de países como Cuba, Noruega, y Venezuela, además del acompañamiento de la ONU y la Conferencia Episcopal.
La Segunda Marquetalia surgió tras el rearme de un grupo de excomandantes que se apartaron del Acuerdo de Paz de 2016, argumentando desacuerdos con los términos pactados. Este grupo ha prometido cesar los secuestros con fines extorsivos, un compromiso que refleja una voluntad de cambio en sus métodos, aunque persisten dudas sobre la sinceridad y viabilidad de estos compromisos.
Este proceso de paz se enfrenta a desafíos críticos, incluyendo la confianza en las promesas de la Segunda Marquetalia y la capacidad del gobierno para negociar un acuerdo que sea aceptable para todas las partes involucradas y para la sociedad colombiana en su conjunto. Existe el riesgo de que los acuerdos no se traduzcan en cambios relevantes en terreno o que los compromisos no se cumplan integralmente.