Santa Fe sufrió su primer traspié del semestre. Este miércoles perdió la final de la Copa Colombia. Fue inferior a un Tolima con más oficio. Incluso, debió haber perdido el juego.
Lo salvaron los palos y a veces la mala puntería de los atacantes del Tolima. Santa Fe jugó mal en Bogotá cuando tenía que remontar un 2-0. Pero la final la comenzó a perder en Ibagué. Estas las razones de este fracaso.
1. Regaló el primer tiempo: quizá si Santa Fe hubiera tenido el ímpetu de la segunda parte, hubiera tenido otras posibilidades en el partido. Su primera parte fue deslucida, con un equipo preso de la imprecisión y los nervios. Con mala entrega, con mal regreso, sin presión, sin posesión de balón. Con una zona derecha, la de Otálvaro, vulnerable. Independientemente de un penalti que no le sancionaron y que pudo cambiar la historia, en la cancha los cardenales fueron inferiores. Encontró el primer gol cuando peor jugaba y de inmediato permitió el empate. Reaccionó en la segunda parte. Mostró coraje y mejoró su juego, pero ya no le alcanzó.
2. El 2-0 de la ida fue demasiado: la final la comenzó a perder Santa Fe en Ibagué. En el juego de ida tuvo un planteamiento exageradamente defensivo y terminó permitiendo dos goles que representaban una dificultad mayor para remontar. Se sabía que no era fácil darle vuelta a ese marcador ante un Tolima que suele ser aplicado y complicado de visitante. Santa Fe entró a la cancha de El Campín con una desventaja muy amplia.
3. Pérez, Medina, Torres… irreconocibles: cuando Santa Fe más necesito de sus baluartes, estos no respondieron. Omar Pérez, quien es el guía del juego del equipo, no apareció. Tuvo un nivel bajísimo y nunca marcó diferencia. Wílder Medina sigue en su mal momento, ahí también se equivocó Costas, debió jugar desde el comienzo Wilson Morelo, el goleador del equipo. Daniel Torres, el alma, el motor de Santa Fe, no tuvo su mejor juego.
4. El extraño bajón del equipo: no es de ahora. Santa Fe lleva una serie de partidos en la Liga en los que no ha mostrado el nivel de buena parte del torneo. El técnico Costas decidió rotar la nómina en varios juegos, puso los suplentes para conservar su nómina principal para esta cita y no le funcionó. Varios jugadores andan en bajo nivel. No ha sido ese equipo imponente y agresivo en condición de local. Anda en un bache que preocupa para las finales de la Liga.
5. Tolima sorprendió: no fue ningún equipo tímido ni temeroso. Atacó desde el comienzo y desnudó todas las fallas defensivas del equipo cardenal. Aprovechó que Santa Fe no tuvo filtro en la mitad de la cancha y ganó los duelos. No estuvo Chará, pero Ibargüen cumplió con muchos méritos. El técnico Gamero le ganó la partida a Gustavo Costas. Tolima fue superior y justo campeón.
PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO