Volver a empezar no ha sido fácil para muchos migrantes venezolanos que han llegado al departamento de Arauca en búsqueda de nuevas oportunidades para mejorar las condiciones de vida que en su país no eran posibles. De muchas formas se ha relatado la crisis migratoria que por más de 8 años se ha presentado de manera intensa con la movilización de más de 7 millones de personas según los cálculos de Acnur, innumerables historias de vida han puesto en evidencia el drama humano al que niños, adultos y ancianos se han sometido por cuenta de la migración, y hoy que por fin la situación manifiesta una relativa calma y una disminución en el flujo desde Venezuela, salen a relucir otro tipo de historias.

Queremos contarte que volver a empezar fue posible para muchos venezolanos y colombianos retornados, y que su nueva vida en Colombia les imponen nuevos desafíos que están relacionados más con la integración y el emprendimiento como medio de sostenimiento y crecimiento, y también con ayudar a construir comunidad a través de la convivencia pacífica. Han demostrado que cada ayuda recibida del gobierno colombiano y de las organizaciones y agencias de cooperación internacional les sirvieron para tener nuevamente esperanza. Desde la seguridad alimentaria a través de huertas caseras y crianza de animales de corral, pasando por el aprendizaje de nuevos oficios y el desarrollo de actividades de comunicación dentro de la comunidad les han permitido a todos los habitantes del asentamiento humano “El Refugio” establecerse, organizarse y proyectarse como un sector dinámico de la capital araucana.

Como todo barrio naciente, además de la vulnerabilidad con que llegan la mayoría de sus nuevos inquilinos traen consigo actores de la delincuencia y la insurgencia, que buscan mimetizarse entre los sueños de aquellos que sólo piden una nueva oportunidad y un lugar para proteger a sus familias. Han luchado contra el hambre, la inclemencia del clima, condiciones infrahumanas para dormir o simplemente estar, la indiferencia y la estigmatización que recayó sobre todas estas personas cuando los violentos quisieron resguardarse de la ley escudándose con la inocencia de personas valientes y resilientes. Esto trajo consigo la segregación y con ella el rechazo y repudio injusto del resto de habitantes de la ciudad.

Solo les bastó con ser ellos, ser gente honesta y trabajadora, luchadora y emprendedora, capaz y decidida para combatir con argumentos a los violentos, crear códigos de convivencia, usar la solidaridad como herramienta de unión y desarrollo, y así lograron captar la atención de organizaciones que creyeron en ellos y ayudaron en el proceso de restablecerse en su nuevo hogar.

Estos son los habitantes de “El Refugio”, estas sus huertas caseras, sus gallinas, pollos y marranos, sus sastrerías, peluquerías y tiendas de víveres, su comunidad, sus líderes y sus sueños. Han logrado mucho y quieren lograr aún más, queremos dejar que ellos cuenten su historia y nos compartan sus expectativas, y cómo a través de la hermandad y la solidaridad están dispuestos a recibir en su pequeño territorio a todo aquel que busque un hogar para soñar.

Queremos mostrarte cómo juntos podemos ayudarlos

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En Meridiano 70 sabemos cómo contar historias, por eso nos hemos unido con diferentes aliados de la región, para evidenciar las problemáticas y juntos promover un cambio.

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