Por: Crisma Tovar.
Conseguir la pareja perfecta se ha convertido para muchos el mayor reto de sus vidas, ya que entre más pasa el tiempo parece más difícil conocer a esa persona con la cual hallar el equilibrio entre convivencia, amor y pasión.
Aspectos como la personalidad son decisivos a la hora de saber si puedo o no entenderme con alguien, pero, cuánto tiempo puede pasar mientras logramos conocer con certeza la verdadera personalidad de un ser humano? Es allí donde la atracción física toma más peso, pues es la primera impresión que tenemos de alguien; sus atributos físicos y determinadas características definen a simple vista mucho de lo que alguien quiere de un prospecto.
Pero ¿qué tan acertado seria elegir pareja solamente por su aspecto físico? Mas en este momento en donde existe una dependencia marcada por aparentar más de lo que se tiene, un mundo en donde las apariencias engañan. Cuando una persona se queda corta de valores y de talentos solo le queda presumir cosas materiales carros, apartamentos, viajes y ropa cara en redes sociales.
La buena noticia para todos los que se rigen por la filosofía de la atracción física es que están condenadas a encontrarse con gente igual, con la cual puedan vivir un mundo vacío, banal, tal vez infeliz pero presumiendo felicidad en cuanta red social y reunión a donde se permita el privilegio de asistir. Parejas toxicas con felicidad artificial.
El aspecto físico atrae, no se puede negar, pero cuando lo que se busca es algo serio y duradero, este pasa a un segundo plano pues el entendimiento emocional, la personalidad y el dialogo empiezan a llenar espacios que dejan las apariencias. Así pues, las personas que están juntas solo porque se ven bonitas físicamente no tienen ni idea de lo que significa el amor en pareja.
Cuando conoces a una persona y conoces sus sueños, lo que le gusta, su forma de ver la vida, la pasión con la que emprende sus proyectos, lo que piensa y en lo que cree se forma hacia ella una fuerza de atracción incontrolable a la que llamamos atracción mental, y esta es mucho mayor que la atracción física. El tiempo nos pone viejos, la belleza desaparece, pero la personalidad y el trato a los demás define quienes somos en realidad y esto nos va a acompañar hasta la tumba.