El contrabando de bovinos desde Venezuela (país lleno de aftosa) tiene dos factores que juegan a su favor: una frontera de 2.400 kilómetros de porosa e imposible de vigilar; y el diferencial cambiario.
De acuerdo con las últimas estimaciones de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, un ejemplar para sacrificio en Venezuela tiene un valor de $500.000; pero se vende en $2 millones en Colombia. Si a lo anterior, se le descuentan gastos de transporte y “otras arandelas”, ese bovino deja una ganancia de $1 millón.
Para José Félix Lafaurie Rivera, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, esa actividad anualmente puede mover unos $1.2 billones.
En sus declaraciones consignadas en contextoganadero.com (órgano oficial de Fedegán), el directo gremial dijo que “la cifra se estimó con base en la tendencia decreciente que revela el sacrificio formal de bovinos en el país. En 2013 se sacrificaban 4,1 millones de cabezas y en 2017 esta actividad bajó a 3,4 millones de bovinos”.
Lafaurie Rivera indicó que la merma es de “700 mil animales vivos que tienen un valor de $1 millón 700 mil en promedio cada uno, cifra que al multiplicarse totaliza $1,2 billones”.
Los puntos de entrada
Según Fedegán, la mayor cantidad de ejemplares de contrabando entran por Arauca, Norte de Santander, Casanare y La Guajira.
El negocio ha crecido de tal magnitud, que incluso, la venta la promocionan por medios de comunicación “modernos” y hasta videos.
Un ganadero de los Llanos Orientales, que pidió reserva de su identidad, expresó que las más ofrecidas son las novillas para ceba.
“Desde Arauca llevan ganado al Meta. Lo movilizan en embarcaciones a través de Cravo Norte y Puerto Rondón. A diario pasan los barcos por el río Meta con 100 ó 200 toros rumbo a Puerto López”, agregó.
El tema no deja de preocupar. El negocio no ha mermado; sigue creciendo.
Ejemplares limpios, sin marca
De acuerdo con Fedegán, el negocio del contrabando ya es una actividad muy coordinada con los “socios venezolanos”.
Por ejemplo, el ganado en Venezuela ya no lo marcan (hierro caliente de registro en la piel del animal). Esa situación se hace evidente en terneros destetos de 180 y 200 kilos.
Lo anterior permite que al ingresar a Colombia sea marcado con el hierro del comprador. El animal, cuando es inspeccionado por las autoridades de control, solo lleva un hierro (signo) sobre su cuerpo. Anteriormente, cada estado de Venezuela tenía un código distintivo, por lo que había que remarcar, lo que los hacía evidentes. También se recurre al “cachilapeo”; es decir, marcar levemente con el hierro de Venezuela; pero en Colombia se “rubrica” encima para que resalte más.
Con Información de Vanguardia Liberal