En una inspección realizada el 21 de diciembre de 2023 en el sector de la calle 22 con carrera 19 en Arauca, se reveló un preocupante escenario de descuido ambiental. Las fotografías tomadas de la zona muestran un andén manchado y sucio, evidenciando el paso de grandes cantidades de residuos sólidos y sus consiguientes lixiviados. Estos vestigios de basura, que alguna vez estuvieron presentes, han dejado una huella de contaminación que no solo afea la ciudad, sino que también plantea serias preocupaciones de salud pública.
La situación pone de manifiesto la problemática de un manejo ineficiente de los residuos por parte de los ciudadanos y, potencialmente, una deficiencia en la frecuencia y la eficacia de los servicios de aseo urbano. Se observa una dualidad en el problema: por un lado, la posible falta de conciencia o indiferencia de los residentes y comerciantes al sacar las basuras fuera de los horarios establecidos, y por otro, un servicio de recolección que no está cumpliendo con su deber de manera óptima.
Además, la situación se agrava con la presencia de aguas grises en las sanjas, una mezcla de aguas residuales domésticas y comerciales que no han sido filtradas adecuadamente. La presencia de estas aguas, con su aspecto turbio y olor desagradable, no solo constituye un riesgo ambiental sino que también degrada la calidad de vida urbana, siendo un claro indicador de la necesidad de una revisión en la infraestructura de saneamiento básico de la ciudad.
El Código de Policía de Colombia establece sanciones para estos actos de irresponsabilidad ambiental, enfatizando la importancia de la coexistencia armónica y el respeto por el espacio público. Sin embargo, la realidad en las calles de Arauca muestra un panorama de impunidad y falta de controles efectivos.
La nueva administración municipal, liderada por el alcalde Juan Qüenza, tiene ante sí el desafío de reforzar la autoridad y el orden en las calles. Esto requiere una estrategia que combine educación ciudadana, aplicación estricta de sanciones, y mejoras significativas en los servicios públicos de aseo y saneamiento.
La crisis ambiental que enfrenta Arauca es un microcosmos de los desafíos urbanos contemporáneos. La ciudad requiere un cambio radical en la gestión ambiental y urbana que involucre a todos los actores de la sociedad. La tarea no es pequeña, pero el costo de la inacción es aún mayor. El orden debe ser restablecido, y el bienestar de los ciudadanos y el respeto por el entorno deben ser la máxima prioridad. La hora de actuar es ahora, y el legado de esta administración dependerá de su capacidad para transformar Arauca en un modelo de sostenibilidad y convivencia.