Hoy, 3 de mayo, nos encontramos celebrando el Día de la Santa Cruz, una festividad de profunda relevancia dentro de la tradición cristiana. Esta fecha, marcada por la historia, la espiritualidad y el fervor popular, nos remonta al siglo IV, donde la cruz se convirtió en el símbolo de la victoria y la fe.
Según la tradición, en vísperas de una batalla crucial, el entonces pagano Constantino soñó con una cruz luminosa en el cielo y una voz que anunciaba: “Con este signo vencerás”. Respondiendo a esta visión, Constantino dispuso cruces en los estandartes de sus tropas, ganando así la batalla contra Majencio, el perseguidor de los cristianos. Esta victoria marcó su ascenso al trono como emperador y la consecuente libertad para los cristianos.
Inspirada por la fe de su hijo, Santa Elena, madre de Constantino, emprendió un viaje a Jerusalén en busca de la cruz en la que Jesús había sido crucificado. La historia nos cuenta que después de numerosas excavaciones, Santa Elena halló tres cruces. Para determinar cuál era la verdadera cruz de Cristo, llevaron a una mujer enferma quien, al tocar la tercera cruz, recuperó su salud instantáneamente.
Este evento milagroso fue celebrado con una procesión por las calles de Jerusalén, durante la cual la cruz revivió a un joven difunto. Desde entonces, este 3 de mayo ha sido honrado en Jerusalén y en muchas partes del mundo como el Día de la Invención o Hallazgo de la Santa Cruz.
La celebración del Día de la Santa Cruz es de particular relevancia en los llanos de Arauca, donde la tradición espiritual y cultural está profundamente arraigada. La comunidad se reúne en la iglesia local para honrar este día, vestir la Santa Cruz y participar en oraciones colectivas.
En la iglesia católica, esta celebración también se conoce como la Exaltación de la Santa Cruz, que se celebra el 14 de septiembre. Papas a lo largo de la historia han expresado su profundo respeto por esta tradición, subrayando su significado como un recordatorio del sacrificio de Jesús y la promesa de la salvación.
Este Día de la Santa Cruz, invitamos a todos a participar en las celebraciones, ya sea en la iglesia local o en el silencio de sus hogares. Es un día para reflexionar sobre el significado de la cruz en nuestras vidas, no solo como un símbolo de sufrimiento y sacrificio, sino también como un signo de amor, esperanza y redención.
La Santa Cruz es más que una reliquia histórica; es un recordatorio de la fe y el amor de Dios hacia la humanidad. En este día, recordamos y celebramos la cruz como un signo de victoria y como un llamado a vivir con amor y fe en nuestras vidas diarias.