El 25 de septiembre del presente año, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, publicó el boletín técnico con la información correspondiente a las cuentas departamentales del año 2019.
Entre los aspectos a destacar podemos mencionar a grandes rasgos los siguientes: la generación de valor se concentra cada vez más en unas pocas regiones del país (Bogotá, Antioquia y Valle principalmente, donde se concentra casi el 50% de la producción en Colombia); existe una estrecha correlación entre la explotación de hidrocarburos y un mayor PIB por habitante (principalmente Casanare y Meta, que registran una producción per cápita 1,7 veces superior al promedio nacional); el departamento de Arauca ocupó un sorpresivo primer lugar en el nivel de crecimiento del producto interno bruto medido a precios constantes (6,7%).
De todos estos interesantes aspectos, queremos, en la presente columna, analizar con un poco más de detalle el llamativo caso del departamento de Arauca. Así que entremos en materia.
Primero que todo, es claro que un crecimiento positivo siempre debe recibirse como una buena noticia, pues, parafraseando a un famoso exboxeador: “es mejor crecer que decrecer”. Y esto toma especial relevancia a la luz de las cifras de variación del PIB departamental en los últimos 11 periodos, en los cuales, tal como se presenta en la gráfica 1, solo se han registrado crecimientos positivos en tres años. Brinda cierto optimismo el hecho de que estos tres periodos de crecimiento se hayan alcanzado en los últimos 5 años; sin embargo, el análisis de la serie histórica en su totalidad, deja ver que el crecimiento económico del departamento de Arauca es en extremo volatil, situación que se expresa en una desviación estándar de 5,5 puntos porcentuales, mientras que la desviación para Colombia en general, es de 1,9 puntos porcentuales.
Gráfico 1. Porcentaje de variación del PIB 2009-2019 – Departamento de Arauca
Fuente: DANE (2020)
Discriminado por actividades económicas, no se puede dejar de anotar la alta dependencia de la variación del PIB al comportamiento del sector minero energético. El análisis de correlación simple, arroja que el 90% del crecimiento económico, esta determinado por la explotación de minas y canteras, en una situación que puede percibirse a simple vista en el gráfico 2.
Gráfico 2. Comparativo: variación del PIB departamental Vs Variación sector minero-energético 2009-2019
Fuente: DANE (2020).
Ahora, dentro de las cifras correspondientes al año 2019 en si mismo, debe destacarse el buen comportamiento de los sectores Comercio al por mayor y por menor, Actividades financieras y de seguros y Actividades de administración pública y defensa, que registraron crecimientos del 5%, 5,5% y 5,1% respectivamente. Así mismo, es un hecho positivo la recuperación de un sector económico central como el de la construcción, que en los últimos 3 años habia tenido una contracción acumulada de aproximadamente el 80% y que para este periodo creció un 4,2%. Pero, debe de igual manera advertirse con preocupación, la ralentización del sector primario, que venía con una dinámica importante en años anteriores (9,5% en 2017 y 2,9% en 2018), la cual se vio frenada en el año 2019 con un crecimiento de apenas el 0,9%.
Una primera conclusión general, nos lleva a cuestionar el impacto real de la cifra de crecimiento registrada, así como la posibilidad de que estos guarismos positivos se mantengan a largo plazo. En relación con lo primero, es claro que 30 años de explotación petrolera, nos ha demostrado hasta la saciedad que este sector nunca ha logrado insertarse dentro de los circuitos productivos locales, no tiene un impacto significativo en el mercado laboral, y mucho menos genera dinámicas de enclave y aglomeración que redunden en externalidades positivas. Respecto a la sostenibilidad de este tipo de cifras, también la experiencia histórica ha sido bastante ilustrativa: la alta volatilidad de una materia prima como el petroleo, aunada a un escenario internacional signado por la incertidumbre, son realidades que solo permiten avizorar una volatilidad recurrente, que se reflejará en importantes variaciones del PIB de un periodo a otro.
Queda de igual forma un último análisis y una predicción final por hacer: la cifras que se registrarán para el año 2020, muy seguramente serán las peores de toda la historia para el departamento de Arauca. Si en términos de empleo, luego de registrar un crecimiento positivo del 6,7% en el año 2019, la desocupación ascendió a más del 27%, es bastante probable que en un contexto de crecimiento negativo superior al 10% en todo el país y cercano al 20% en Arauca, el desempleo alcance una cifras “récord” cercanas al 60%. Estos augurios poco optimistas, tienen que ver con el deterioro de los sectores no petroleros que más estaban jalonando la actividad económica. El comercio y los servicios, sectores que al menos en Arauca capital ocupan al más del 60% de los trabajadores, que en el 2019 crecieron por encima del 5%, viven condiciones extremas a partir de la pandemia, y con ellos agonizan las posibilidades de empleo y el sustento de muchísimos araucanos.
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