Así los encontramos. Con su inocencia, con sus sonrisas y sus juegos. Las polvorientas calles y los malos olores son su ambiente natural. En los alrededores no hay pudor ni ley. Los adultos hacen lo suyo y la autoridad sigue ausente.
La comunidad del barrio Jerusalem del municipio de Arauca ya está cansada de denunciar el incremento de las casas de lenocinio en el sector del vía dique. Niños y adolescentes se exponen a imágenes de mujeres semidesnudas cuando se trasladan hacia sus lugares de estudios; además del consumo de estupefacientes por parte de jóvenes que llegan de otras partes.
Beatriz Mosquera, presidenta de la Junta de acción comunal del barrio Jerusalem, denunció ante Meridiano 70, esta problemática que se ha mantenido a lo largo de los meses, sin que haya una respuesta por parte de las autoridades.
“Este sitio que se dice que es turístico ha cambiado su sentido. Lastimosamente vemos continuamente el consumo de estupefacientes y los afectados son los niños que se exponen a eso. La prostitución se ha incrementado en esta zona. En días pasado yo pasaba cerca de las 10:00 de la noche y fui testigo de cómo una pareja mantenía relaciones sexuales al aire libre”, explicó.
Los problemas en este sector no cesan. La contaminación ante la falta de recolección de desechos sólidos ha ocasionado un foco de animales roedores y malos olores que afecta directamente a la comunidad.
Rigo Mendoza, habitante del sector, señaló que es muy poca la presencia de los uniformados policiales en el sector, factor que multiplica el foco del consumos de sustancias alucinógenas.
La comunidad ha pedido la pronta intervención de los organismos de control para poner orden en ese lugar.
Por otra parte, un administrador de una casa de lenocinio quien prefirió no identificarse, explicó que su decisión de establecer esa actividad como negocio dentro de su propiedad, la tomó ante la falta de empleo y la negatividad por parte de las autoridades para mantener su antiguo negocio: un local dedicado a la venta de comida.
“Nosotros teníamos antiguamente un negocio de comidas, pero accedimos a entregar el lugar con el compromiso por parte de la administración municipal en que se construirían lo locales para ello; pasó el tiempo y no se hizo nada. Nos vimos en la necesidad de buscar otro tipo de negocio para sobrevivir”.
Mientras las autoridades avanzan en buscar alguna solución para atacar este problema, son los niños y las personas de la tercera edad quienes sufren por estos flagelos que poco a poco hunden a este sector en una descomposición social.
Audio Beatriz Mosquera