El pasado 28 de junio, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, publicó las denominadas cuentas departamentales, en las cuales se da cuenta del comportamiento de las economías de los 32 departamentos del país y de la ciudad de Bogotá D.C. El boletín técnico emitido por la mencionada entidad permite entrever, entre otras cosas, que la economía colombiana sigue estando concentrada en los grandes centros urbanos (Bogotá, Antioquía y Valle del Cauca) que concentran el 50% del PIB nacional, de igual manera, refleja que los departamentos de Arauca (4,2%), Cesar (4,0%), Meta (2,4%) y Casanare (1,2%) registraron los crecimientos de la producción más bajos.
Frente a la condición particular del departamento de Arauca hablaremos en la presente columna, advirtiendo de antemano, que los territorios de peor desempeño económico en el año 2021, en su mayoría tienen como característica principal la alta dependencia del sector petrolero. Iniciemos entonces este breve análisis.
Continuando, debemos recalcar que todas las actividades económicas, a excepción de la Explotación de minas y canteras, registraron un crecimiento positivo en el departamento de Arauca en el año 2021. Se destacan por sus buenos registros, los sectores de Actividades artísticas y recreación y otras actividades de servicios (36,8%), Industrias manufactureras (15,7%), y Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas; Transporte y almacenamiento; Alojamiento y servicios de comida (14,3%). Es natural preguntarse entonces, ¿por qué el pobre desempeño de la economía Arauca si la mayoría de los sectores registra valores positivos?
Gráfico 1. PIB Tasa de crecimiento en volumen Departamento de Arauca 2021
Fuente: DANE (2022)
La respuesta al cuestionamiento anterior es relativamente simple: la economía araucana se encuentra fuertemente concentrada en unos pocos sectores, siendo precisamente estos los de menor crecimiento (ver gráfico 2). El 40,2% del PIB departamental corresponde a la actividad petrolera, mientras que otro 35% se explica por el sector agropecuario (19,9%) y las actividades del sector público (15,5%). Tres cuartas partes de la producción se concentran entonces, en sectores económicos con pocas posibilidades de encadenamiento como el caso de la industria extractiva, y de muy baja generación de valor agregado como es el caso de las actividades primarias y de administración pública.
Gráfico 2. Composición sectorial economía departamento de Arauca 2021
Fuente: DANE (2022)
Si quitamos de la ecuación el siempre discutido sector petrolero, tendríamos que para el año 2021 la producción en el departamento de Arauca registró un respetable incremento del 7,8%. Así mismo, este ejercicio de no contabilizar un sector económico que poca interacción tiene con los circuitos económicos del territorio arroja una estructura productiva eminentemente primara (32% de la economía no petrolera), dependiente del sector público (26% de la economía no petrolera) y en el que las actividades comerciales y de servicios que ganan mayor relevancia (25% de la actividad no petrolera). En contraposición, actividades económicas intensivas en mano de obra como la industria y la construcción tienen una importancia que podría considerarse marginal con apenas un 5% de la economía no petrolera en ambos casos.
Gráfico 3. Composición de la economía no petrolera departamento de Arauca 2021
Fuente: DANE (2022)
La radiografía que arroja las cifras brindadas por el DANE ofrece algunas luces y también algunas sombras. En primer lugar, es claro que a excepción de la actividad petrolera, todos los sectores económicos registraron en el año 2021 una dinámica positiva de reactivación. Sin embargo, es claro que ya entrados en la segunda década del siglo XXI, la economía araucana se caracteriza por una estructura productiva primaria con poca capacidad de generación de valor; altamente concentrada en actividades que no son intensivas en mano de obra y altos niveles de informalidad laboral; una gran variabilidad en sus cifras de crecimiento que han dado cuenta de algunos comportamientos positivos, que no obstante no se han sostenido en el tiempo pues no han logrado integrar el territorio a los circuitos productivos nacionales e internacionales.
Podríamos concluir afirmando que: los araucanos estamos sobreviviendo en el siglo XXI, con una economía que en el mejor de los casos presenta características de inicios del siglo XX. El reto que nos atañe entonces, es la transformación radical de la estructura productiva, con un enfoque en la generación de valor, la apropiación de las nuevas tecnologías y la generación de fuentes de empleo dignas.
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