El indulto al encarcelado exmandatario peruano Alberto Fujimori dividió a Perú en la Navidad, marcada por la alegría de sus seguidores y la indignación de sus detractores, quienes quieren devolverlo a prisión para que termine de cumplir una condena por violaciones de los derechos humanos.
La libertad de Fujimori, condenado a 25 años de prisión por matanzas y secuestros durante su mandato (1990-2000), abre un escenario impredecible en la política nacional, donde el presidente, Pedro Pablo Kuczynski, es criticado por haberlo indultado.
El indulto no solo exime a Fujimori de seguir en prisión por la muerte de 25 personas en dos matanzas del grupo militar encubierto Colina, sino que también lo libra de ser procesado por otra matanza donde murieron otras seis personas. Los familiares de las víctimas de esos crímenes recurrirán a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que anule el indulto, al que consideran como un acto de impunidad, según el abogado Carlos Rivera, del Instituto de Defensa Legal (IDL), defensor de los agraviados.
Lo harán basados en la convicción de que el indulto no se otorgó por las razones médicas aducidas en la resolución, sino por un “acuerdo político bajo la mesa” entre Kuczynski y Fujimori para que el primero pueda seguir gobernando a cambio de la libertad del segundo. No pasan por alto que Kuczynski firmara el indulto tres días después de salvarse de ser destituido en el Congreso por los votos de 10 congresistas fujimoristas rebeldes con su partido, liderados por Kenji Fujimori, hijo del exmandatario, que había pedido el indulto.
Además, Rivera criticó la rapidez con que se hizo el trámite, pues solo pasaron 15 días desde que se presentó la solicitud, y alertó que uno de los miembros de la junta que recomendó el indulto es médico personal de Fujimori.
El indulto, anunciado por Kuczynski pocas horas antes de la Navidad, enfureció al antifujimorismo, compuesto por fuerzas políticas demócratas, activistas y organizaciones defensoras de los hechos humanos, quienes lo llamaron traidor por romper la promesa hecha durante su campaña de que no indultaría a Fujimori.
La más crítica fue la líder del bloque de izquierdas Nuevo Perú, Verónika Mendoza, cuyo apoyo a Kuczynski fue decisivo para que se impusiera en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2016 a Keiko Fujimori, hija de Alberto Fujimori.
Las protestas comenzaron en la misma Nochebuena y continuaron este lunes en distintas ciudades del país por colectivos contrarios a la libertad del exmandatario. Por su parte, Fujimori continúa internado en una clínica de Lima, a la que fue trasladado el pasado viernes desde la prisión donde estaba encarcelado, y a la que ya no volverá una vez que termine su hospitalización.
Tras visitarlo en la clínica, el excongresista fujimorista Alejandro Aguinaga, médico personal de Fujimori, manifestó que fue “una decisión que fue puesta en manos de otros presidentes y no la tomaron”, en referencia a los dos indultos solicitados al expresidente Ollanta Humala, quien rechazó un primer pedido en 2013 y traspasó otro en 2016 al propio Kuczynski.
Fuente: El Tiempo.