Hace poco días, el Consejo Privado de Competitividad, liderado por la Universidad del Rosario, publicó el Índice de Competitividad de Ciudades 2020 (https://compite.com.co/wp-content/uploads/2020/07/Libro-ICC_2020_VF.pdf). En el escalafón resultante del mencionado indicador, la ciudad de Arauca ocupó el puesto 27 entre las 32 ciudades capitales del país, registrando un puntaje de 3.53, tal como se puede apreciar en la ilustración a continuación:
Ilustración 1. Puntaje y posición en el Índice de Competitividad de Ciudades 2020
Fuente: Consejo Privado de Competitividad (2020)
Una lectura general, permite realizar las siguientes consideraciones: 1. Si bien en comparación con el año inmediatamente anterior la ciudad de Arauca ascendió un puesto, también lo es que el valor del indicador permaneció estancado, lo que significa que más que una mejora propia, lo que explica este “ascenso”, es un mal desempeño de otras ciudades, en este caso particular de Leticia; 2. Los últimos lugares parecen estar reservados para los denominados “antiguos territorios”, lo que de cierta forma da sustento a la hipótesis bajo la cual se afirma que las debilidades económicas y sociales de estas ciudades y departamentos, obedecen a condiciones estructurales e históricas que encuentran en el Estado central uno de los grandes responsables; 3. En relación con los grandes centros de poder económico y político del país, se mantiene una enorme brecha.
Pero veamos con un poco más de detalle, las razones que explican la calificación obtenida por la capital araucana.
Lo primero que es inevitable registrar, es que Arauca ocupa el último lugar en algunas de las variables tenidas en cuenta para la construcción del indicador: comunidad de la salud; tasa de desempleo (para mayor información vea El Complejo Problema del Desempleo en Arauca); registros de propiedad intelectual; tasa de entrada empresarial bruta; costo de transporte terrestre a mercado interno; pasajeros movilizados por el transporte público; oferta cultural; Programas TIC; matriculados en Programas TIC; revistas indexadas en Publindex; y proporción de estudiantes en Instituciones de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano matriculados en instituciones certificadas.
De lo anterior, puede inferirse que si bien las debilidades en infraestructura física y equipamiento básico para el desarrollo siguen estando vigentes, el mayor grado de rezago se encuentra en aspectos claves que podrían denominarse transversales o de apoyo, esenciales para apuntalar los procesos sociales, económicos, políticos y culturales de cualquier territorio. El fortalecimiento de la oferta en educación superior, el apoyo a los procesos de construcción de nuevo conocimiento, una apropiación mucho más dinámica de los procesos de Ciencia, Tecnología e Innovación, mayores incentivos para promover una oferta cultural mucho más diversa, entre otros, son los desafíos que de acuerdo al Índices de Competitivivdad de Ciudades Capitales, deben enfrentarse para mejorar las posibilidades competitivas del muncipio de Arauca.
Pero no todo es negativo.
De acuerdo al Consejo Privado de Competitividad, la ciudad de Arauca registra importantes fortalezas en el pilar de sostenibilidad ambiental, ocupando el puesto 8 entre 32 ciudades; esto se explica, básicamente, como producto de una importante proporción de empresas certificadas en ISO 14001 y en una baja generación de emisiones de CO2 en fuentes fijas. Se destacan, de igual forma, fortalezas del sector salud como una alta cobertura en vacunación triple viral (puesto 1 a nivel nacional), una importante inversión en salud pública y una buena disponibilidad de médicos generales.
Concluyendo, podríamos afirmar que respecto a lo registrado en el Indicador de Competitividad de Ciudades, para el caso de Arauca es posible esgrimir un argumento bastante repetido, pero de igual forma bastante ignorado: para apuntalar las enormes posibilidades de desarrollo económico, político, social y cultural con las que cuenta el territorio, es indispensable que se logre articular la exuberante riqueza natural existente, con dinámicas de generación y apropiación de nuevo conocimiento pertinente en contexto.
Las autoridades territoriales del orden municipal y departamental, están en mora de implementar programas y proyectos que permitan transformar los procesos productivos a partir del conocimiento como activo base. Así mismo, los gremios, las empresas y las unidades productivas en general, deben asumir con plena consciencia, el reto de competir en un mercado altamente globalizado en el que la apropiación de la ciencia y la tecnología marcan una gran diferencia.
Las integración de un conocimiento especializado construido en contexto a las actividades del sector productivo primario, que algunos han promovido como una “agro-industrialización” del departamento, y que otros comprendemos como una “complejización” de los procesos productivos que no necesariamente implica procesos de corte industrial, debe constituir la principal apuesta a futuro. Si queremos superar la gran crisis que nos aqueja desde hace más de una década, debemos apostar a que en los próximos años, las universidades y las instituciones de educación para el trabajo, surjan y se consoliden al lado de las fincas, granjas y unidades productivas existentes en el territorio.