Aunque Colombia y en general América Latina tengan progresos en el marco normativo y ejemplos de iniciativas positivas en la defensa y garantía de los derechos de niñas, niños y adolescentes, es un hecho que a unos meses de cumplirse 30 años de la Convención de los Derechos de la Niñez, los esfuerzos siguen siendo insuficientes y los retos cada vez mayores. Especialmente en lo relacionado con las niñas y las adolescentes.
En Colombia, en 2018 se presentaron aumentos en las violaciones a la niñez por parte de grupos armados post-desmovilización, paramilitares, grupos armados locales, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), Ejército Popular de Liberación (EPL) y las disidencias de las FARC-EP, en los que las niñas llevaron la peor parte. La ONU comprobó más de 400 violaciones graves contra niños, niñas y adolescentes, las cuales incluyen asesinatos, mutilaciones, uso, secuestro, violencia sexual, negación de asistencia humanitaria y también ataques a escuelas y hospitales.
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“Me preocupa también la situación en algunas zonas fronterizas en conflicto en donde los migrantes y los refugiados, especialmente los niños, niñas y adolescentes enfrentan riesgos tales como: reclutamiento, uso y violencia sexual”, señaló Virginia Gamba, representante especial del secretario general de las Naciones Unidas para la cuestión de los niños y los conflictos armados, en el mensaje enviado a los expertos nacionales e internacionales reunidos en Bogotá.
Profesionales de diferentes áreas y de 19 países participan en el III Seminario Pensamiento Latinoamericano sobre Derechos de la Infancia: Desafíos y respuestas frente a la violencia contra las niñas en escenarios de conflicto armado y crimen organizado”, convocado por REDLAMYC (Red Latinoamericana y Caribeña por la Defensa de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes) y organizado por la Alianza por la Niñez Colombiana, integrante de esta red de redes, en el marco de #TejiendoRedesInfancia, proyecto co financiado por la Unión Europea.
Una larga lista de desafíos en la materia presentaron hoy los expertos: persistencia del conflicto armado con la reconfiguración de los actores armados ilegales que buscan ejercer control sobre los territorios y las grandes rentas de economías ilegales (cultivos ilícitos, minería ilegal, contrabando, producción y comercialización de narcóticos); insuficiente conocimiento aplicado de los derechos de la niñez y del enfoque diferencial por parte de servidores públicos y contratistas; histórica debilidad y ausencia de las instituciones sociales del Estado en zonas continuamente victimizadas; altos índices de inequidad y la grave situación humanitaria de migración de la población venezolana y la colombiana retornada.
De acuerdo con las cifras con las que cuenta la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas de Colombia, en el año 2018 se registraron 243.547 víctimas en el país por los diferentes hechos generados por el conflicto, de estas el 31,66 %, es decir 77.107 son niños, niñas y adolescentes entre los 0 y 17 años.
“Tenemos un debilitamiento del Estado que se refleja en el poco control territorial, la violencia y la destrucción del tejido social. La fragilidad del Estado es lo que genera dinero, no la hoja de coca; por eso en México tenemos una crisis de derechos humanos y en Centroamérica y Venezuela, un éxodo, y eso no es un tema aislado, tiene que ver con todos nosotros y con niñas y niños, y especialmente con las niñas”, señaló Juan Martín Pérez García, secretario ejecutivo de REDLAMYC.
Para Mario Gómez, fiscal delegado para la infancia y la adolescencia de Colombia, la desconexión entre las normas y la realidad es otra razón por la que se ve afectada la niñez. “En la última década, 65.000 menores de 14 años fueron madres y las instituciones de salud no lo comunicaron, a pesar de ser un delito. El ADN del niño que nace es del agresor y sería una prueba sencilla para mostrar quién fue el agresor sexual, pero llevamos dos años tratando que nos pasen la base de datos y no se hace porque se alega la reserva de identidad. Abrazamos la esperanza de la paz, pero el ELN y las disidencias están en una continuo enfrentamiento, como ocurre en Chocó donde los niños se ven en la mitad del fuego”, señaló.