Estados Unidos impuso este lunes doce drásticas condiciones para llegar a un nuevo acuerdo con Irán sobre sus programas nuclear y balístico, y advirtió que mientras Teherán no se preste a ello, le impondrá unas sanciones “sin precedentes” destinadas a debilitar el régimen iraní y cambiar su comportamiento. Agencia EFE
En su primer discurso sobre política exterior, el nuevo secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, enumeró una serie de duras exigencias que algunos analistas interpretaron como una señal de que el objetivo real de Washington no es llegar a un nuevo acuerdo, sino presionar por un cambio de régimen en Irán.
“Irán no tendrá nunca más carta blanca para dominar Oriente Próximo”, garantizó Pompeo en su discurso en el centro de estudios conservador Heritage Foundation.
Ya han pasado dos semanas desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la retirada del acuerdo nuclear alcanzado en 2015 junto con Irán y otras cinco potencias, y Pompeo aseguró que su gobierno no está dispuesto a “renegociarlo”.
En su lugar, EE. UU. quiere alcanzar con Irán un “tratado” –ratificado por el Congreso– que no solo aborde el programa nuclear, sino también otros temas difícilmente aceptables para Irán.
En el plano nuclear, Irán “debe declarar completamente al OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica) las anteriores dimensiones militares de su programa atómico, y abandonar ese trabajo permanentemente y de forma verificable”, afirmó Pompeo.
También tiene que “proporcionar al OIEA un acceso incondicional a las instalaciones (nucleares) en todo el país”, además de “acabar con el enriquecimiento de uranio y no buscar nunca un reprocesamiento de plutonio”, cerrando su “reactor de agua pesada”.
La cuarta condición de EE. UU. es que el régimen de los ayatolás “acabe con su proliferación de misiles balísticos”, y la quinta es que “libere a todos los ciudadanos estadounidenses” y de países aliados “detenidos bajo cargos falsos o desaparecidos en Irán”.
La lista se completa con una serie de exigencias relacionadas con las actividades iraníes en Oriente Próximo: el fin de su apoyo al grupo libanés Hezbolá, a los palestinos Hamás y Yihad Islámica, a las “milicias chiíes” en Irak y a los hutíes en Yemen, además de los talibanes en Afganistán y Al Qaeda.
Asimismo, EE. UU. exige que Irán “retire de Siria las fuerzas bajo comando iraní” y detenga el apoyo a terroristas de las fuerzas Quds, la unidad internacional de la Guardia Revolucionaria iraní.
Por último, Irán debe cesar “sus amenazas de destruir Israel y su disparo de misiles hacia Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos”.
Si Irán accediera a esos “grandes cambios”, EE. UU. está preparado para “acabar con los principales componentes de cada una de sus sanciones” contra el régimen, prometió Pompeo.
“Estaremos dispuestos, en ese momento, a restablecer las relaciones diplomáticas y comerciales con Irán”, además de “permitir que tenga tecnologías avanzadas”, e incluso “apoyar la modernización” de la economía iraní y su “reintegración” en el mundo, agregó.
“¿Quién eres tú para decidir por Irán y el mundo?”, preguntó el presidente iraní, Hasan Rohaní, citado por la televisión estatal iraní, en reacción a las declaraciones de Pompeo.
Hasan Rohaní
El presidente iraní, Hasan Rohaní, critica las declaraciones del secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, en las que afirma que su Gobierno impondrá a Irán sanciones.
El presidente subrayó que “no es aceptable en absoluto” que un hombre que trabajó en un servicio de espionaje durante muchos años ahora tome decisiones por Irán y otros Estados. Rohaní abogó por una mayor colaboración entre los países ante las presiones de la administración de Trump, quien desde el inicio de su mandato ha mantenido una política hostil hacia la República Islámica.
El discurso de Pompeo se produce en medio de las negociaciones de Irán con el resto de firmantes del acuerdo nuclear de 2015 (Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania) para salvar el pacto, tras la salida de EE. UU. el pasado día 8.