Por primera vez Santa Isabel, la vereda donde hace 28 años fue el martirio de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, recibió en Paz y sin ningún contratiempo a cientos de peregrinos que recorrieron kilómetros de distancia para participar de la solemne celebración Eucarística.
Los paros armados, los retenes y bloqueos que impidieron en el pasado la peregrinación al sitio, quedaron atrás . Este 3 de octubre del 2017, la gente con tranquilidad y en libertad llegó en buses, motocicletas, carros, bicicletas y a pie, sintiéndose seguros, sin miedo ni temores.
La jornada se inició con la procesión de Obispos, Sacerdotes y feligreses portando las reliquias y la imagen del Beato Jesús Emilio. El fervor y la espiritualidad se sentían en el ambiente, donde campesinos, colonos, comerciantes, empresarios religiosos y laicos familias, mujeres , hombres y niños, se saludaban con fraternidad.
La columna de peregrinos transito lentamente y con mucho fervor mientras Clara Elisa Niño, interpretó en ritmo de vals su composición “El Mártir de la Paz”
“Aquí resuena la voz del más allá
Del profeta y mártir de la paz
Cuando en silencio miraba la cruz
Mientras la llanura y el azul del cielo
Veían como su alma llegaba hasta Jesús”
Los campesinos que dejaron sus tareas llegaron con recogimiento y devoción, “venimos a adorar a Dios y a pedirle al Beato su intermediación para que esta tierra araucana viva en Paz, comentó residente de la vereda el Oasis.
El altar fue dispuesto con dedicación; las flores envolvían el recinto , los siete sirios encendidos fueron señal de alegría y símbolo de la luz divina en el lugar del sacrificio. La lluvia de las primeras horas, dio paso a los rayos del sol, que inspiraba el ambiente.
En los alrededores, vestidos de blanco, sentados en troncos de árboles y sillas improvisadas, sacerdotes Diocesanos y Javerianos, ofrecían el sacramento de la reconciliación, uno a uno, los peregrinos fueron recibieron la absolución, el encuentro espiritual con Dios se reflejaba en sus rostros.
Durante su homilía, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia Monseñor Oscar Urbina definió a Monseñor Jesús Emilio Jaramillo como un apóstol de la Paz, habló de la fuerza de su amor y entrega a Dios y a esta tierra.
En la Cruz hay dos caras: la cara oscura está detrás, donde está escondida la violencia, la maldad que sobre aquel mártir del Gólgota se dio en la tarde del viernes santo.
Pero en la otra cara, la que para nosotros cada día siempre es más visible, está el signo poderoso que no podrá ni siquiera la muerte destruir, la fuerza del amor que se hace entrega, servicio, compañía, ternura, acompañamiento, escucha, dialogo, solidaridad, perdón, NO violencia y Paz.
La voz de Monseñor Oscar resonó en Santa Isabel al decir:
Cristo muerto en la Cruz nos muestra que la fuerza del mal, de la violencia, del odio, de la búsqueda de los intereses mezquinos, egoístas nunca prevalecerá. Y agrego con énfasis: es la fuerza del amor lo único que puede transformar a cada uno, a cada familia y a nuestra sociedad.
Ante esta memoria hacemos presencia, y nuestra presencia hoy es un grito agradecido porque Dios siempre se vale de las personas que no tienen miedo de ponerse en sus manos para hacer visible su rostro admirable y es que…la ternura, la cercanía, el amor y la misericordia de Dios se hacen visibles, presentes en las personas que le responden como María y como el Beato Jesús Emilio Jaramillo, sí… y él entonces mostrará ese rostro cercano, amable generoso de Dios.
Con emoción el arzobispo de Villavicencio recordó las palabras del Papa Francisco, en el acto de Beatificación de Jesús Emilio Jaramillo.
“Las almas generosas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento…y quienes las eliminan pesando incluso que hacen un servicio, No las alcanzaran”
Reglón seguido enfatizó, Las almas de los justos están en manos de Dios y basta un justo para que haya esperanza. Esa es la profecía que hoy celebramos aquí. …Basta un justo, el Beato Jesús Emilio Jaramillo para que en esta tierra nunca, nunca deje de resonar, de aparecer, de florecer la esperanza.
Vehemente acentúo:
No estamos condenados a la violencia.
No estamos condenados a vivir con el miedo, trancando nuestra puerta. Somos una nación que ha nació para la esperanza, porque Dios la enriqueció como ninguna otra, con una riqueza natural maravillosa que se inicia aquí, en esta tierra…Y Dios la enriqueció con nosotros, una raza capaz de poder construir una nación fraterna, justa, amable, como esta tierra y llena de paz.
Finalmente Monseñor Oscar Urbina indicó que
No hay paz plena sin reconciliación y pidió la intercesión de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo, de quien dijo residió con amor generoso y silencioso, para que llegue la paz a esta tierra y a nuestra nación.
el 3 de octubre, por primera vez y de manera oficial se celebró la fiesta litúrgica del beato Jesús Emilio Jaramillo, fecha instituida por la Santa Sede en el calendario litúrgico. Esta ceremonia se llevó a cabo en la Vereda Santa Isabel del municipio de Arauquita, lugar de su martirio.
Para Monseñor Jaime Muñoz Pedraza, la jornadas de los días 2 y 3 de octubre suscitaron el fervor religioso de los habitantes de esta porción del pueblo de Dios, el júbilo y el gozo se sentía en propios y extraños que con admiración y respeto evocaron la memoria del Beato y hoy se convierte en signo de unidad, enfatizó el Obispo de la Diócesis de Arauca.
Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia Monseñor Oscar Urbina