Tras cuatro meses de transición, el presidente Iván Duque finalmente anunció la noche de este lunes los relevos en la cúpula de las Fuerzas Militares y la dirección de la Policía.
A más tardar en una semana, los generales que acompañaron al presidente Juan Manuel Santos en la etapa final de negociación con las Farc y en el arranque del posconflicto darán un paso al costado y se vestirán de ‘Everfit’. Llama la atención que en ninguna de las declaraciones oficiales sobre el relevo se menciona la palabra “posconflicto”, si bien los grandes retos en materia de seguridad son los surgidos tras la firma de la paz; difundió EL TIEMPO.
El nuevo comandante de las Fuerzas Militares es el mayor general Luis Fernando Navarro, quien era la segunda cabeza del Ejército Nacional y reemplazará al general Alberto José Mejía.
La salida de este último venía siendo presionada, incluso antes del cambio de Gobierno, por los sectores más recalcitrantes del uribismo, pero el presidente Duque decidió mantenerlo unos meses más en el comando, tanto por su brillante trayectoria como para garantizar un exitoso relevo.
De hecho, al anunciar los cambios el Presidente aseguró que la misión del nuevo mando será sacar adelante el Plan Bicentenario, precisamente uno de las estrategias diseñadas por el saliente comandante de las Fuerzas Militares.
La nueva cúpula tiene amplia experiencia tanto en el combate contra la antigua guerrilla de las Farc como contra los grupos disidentes que surgieron en varias zonas tras la desmovilización.
Así, el general Navarro fue comandante de la Fuerza de Tarea Omega en el 2013, ya en plena negociación. Tras año y medio en esa unidad lo relevó el general Nicacio Martínez, quien pasa a ser ahora el nuevo comandante del Ejército.
La Omega es la unidad militar más grande del país, con jurisdicción sobre Meta, Caquetá y Guaviare, y que en su momento fue creada para combatir el ‘Bloque Oriental’ de las Farc, uno de los que más poder militar tuvieron en esa guerrilla y que se involucraron a fondo con el narcotráfico.
Precisamente en esa región es donde esta uno de los mayores retos para la seguridad del país: la disidencia de ‘Gentil Duarte’, un jefe criminal que los dos generales conocen muy bien, así como a sus redes de apoyo.
Esa banda, totalmente dedicada al narcotráfico, puede tener unos 800 hombres en armas y redes de apoyo, y una prioridad para el Estado es no solamente golpearlo sino evitar sus planes de expansión.
Los comandantes de Ejército y Fuerzas Militares tienen también amplia experiencia en el combate contra el narcotráfico en esas zonas.
Acabar con las más de 200 mil hectáreas de coca que hay en el país es una de las misiones específicas con las que entran los generales.
En este campo también tiene amplia experiencia el nuevo director de la Policía, general Óscar Atehortúa, quien fue director de Antinarcóticos. También pasó por la Dijín, que es la unidad élite de combate contra el crimen organizado.
Esas dos estaciones en su carrera son claves para diseñar estrategias que le permitan a la Policía enfrentar de manera más eficiente las amenazas del microtráfico y de los delitos asociados, entre ellos el hurto, que controlan las bandas organizadas.
Atehortúa tendrá también que aterrizar de nuevo en el país la estrategia de fumigación contra la coca. Y una de las primeras tareas que le encomendaron fue bajar el número de homicidios en el país, un indicador de violencia que este año crecerá.