Miles de indígenas del suroeste de Colombia iniciaron este jueves en Cali un viaje hacia Bogotá, donde esperan llegar el próximo lunes para plantear directamente al presidente Iván Duque sus demandas y manifestar el cansancio por la violencia en sus territorios.
En caravanas de “chivas” (autobuses) y otros vehículos, unos 10.000 indígenas, en su mayoría del departamento del Cauca, según los organizadores de la “minga”, partieron esta mañana de Cali, capital del vecino Valle del Cauca.
En su recorrido de unos 460 kilómetros la caravana pasó este jueves por Armenia, capital del departamento del Quindío; el viernes estará en Ibagué (Tolima); el sábado se detendrán en Fusagasugá y el domingo en Soacha (ambas en Cundinamarca) para llegar el lunes a la capital colombiana.
“Nosotros no vamos detrás de plata, no estamos pidiendo plata, estamos pidiendo que el tema de la paz se haga efectivo en todos los resguardos y municipios del departamento del Cauca”, dijo a Efe la autoridad del pueblo nasa Emerson Chilgueso.
CLAMOR POR LA PAZ
Las peticiones de los indígenas del Cauca -una convulsa región del suroeste de Colombia azotada por los grupos armados ilegales, el narcotráfico y otras actividades criminales-, llevan décadas en lista de espera por las promesas incumplidas o cumplidas a medias por los Gobiernos de turno.
El Cauca vive en una espiral de violencia cuyo combustible principal son las disputas territoriales que libran disidencias de las FARC, el ELN y carteles del narcotráfico.
En la mitad de esa guerra están las comunidades nativas y sus líderes que arriesgan la vida por defender sus tierras al tiempo que son estigmatizados por sectores que los acusan de colaborar o ser peones de organizaciones ilegales.
Cansados de la violencia y el abandono estatal, los indígenas iniciaron la “minga” el fin de semana pasado para reclamar al Gobierno que los proteja de las amenazas que buscan silenciar sus luchas.
Según la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), solo este año 76 comuneros han sido asesinados en esa región que con 84 resguardos es el departamento que alberga la mayor población indígena de Colombia.
“Matan a la gente y no pasa nada. (Queremos) dejarle un precedente al país porque nos están acompañando afrodescendientes, nuestros hermanos campesinos, mestizos, estudiantes, ancianos, todos nos están acompañando porque nos cansamos de esta matanza”, agregó Chilgueso.
Tomado de: Blu Radio