Vallenato y acordeón han llegado a identificarse tanto a lo largo de más de un siglo de historia conjunta que a veces suele creerse erróneamente que toda música interpretada con ese instrumento de la costa norte de Colombia hace parte del género o que sin él, el vallenato deja de serlo.
“El acordeón fue el instrumento que con mayor fuerza creó un matrimonio indisoluble entre él y la música popular del Caribe conocida como vallenato –afirma Jorge Naín Ruiz, investigador del género–. Pero el vallenato es mucho más que el acordeón. Este se escucha igual de hermoso con guitarras que con acordeón”.
¿Qué tanto depende el vallenato del acordeón en estos tiempos?
Depende más que antes. Basta oír un vallenato con guitarra, y se hace más difícil para quienes no han crecido bajo su influjo distinguir el género.
“El acordeón es un elemento que se quedó en los oídos, porque todo se vuelve costumbre; y como las personas nos dejamos guiar por esta, se ha vuelto parte de la identidad del sonido”, afirma Guillermo Mazorra, director de A&R de Sony Music, que durante años ha participado en la producción de innumerables álbumes vallenatos.
“Claramente, el vallenato, cuando empezó, lo hizo con guitarra en las parrandas”, agrega Mazorra.
El primer ejemplo que nombran los estudiosos a la hora de defender la independencia del vallenato con respecto al acordeón es el de Bovea y sus Vallenatos, que a punta de guitarra llevó esta música fuera del país a mediados del siglo pasado. La música de Rafael Escalona también se conoció primero en guitarra, de la mano de Guillermo Buitrago (1920 -1949).
“Quienes acogieron el acordeón fueron los juglares –resalta Beto Murgas, investigador al frente de la Casa Museo que lleva su nombre, en Valledupar–. Fueron inspirados, encantados y seducidos por este instrumento que facilitó que la esencia de sus cantos campesinos conquistara no solo una región, sino un país. Pero más contundente es que es un instrumento líder por su sonoridad”.
La guitarra no ha sido la única que ha ocupado el lugar del acordeón en muchas grabaciones vallenatas. Orquestas sinfónicas, pianistas, saxofonistas e instrumentistas han llevado el género a otros sonidos.
Un ejemplo reciente es el álbum Melodías clásicas vallenatas, de Rita Fernández y Natalia Bedoya, con elementos de jazz. La maestra Fernández hace con el piano lo que en las versiones originales de muchas canciones se hizo en acordeón.
El piano es una apuesta que le hago al vallenato. Es un ingrediente que le estoy mostrando al género.
“El piano es una apuesta que le hago al vallenato –dijo Fernández cuando presentó el álbum a comienzos de este año–. Es un ingrediente que le estoy mostrando al género, para comprobar que es una música tan dulce, tan noble, que un instrumento como el piano, cuando acoge en su regazo esas melodías vallenatas, las transforma en obras para el universo”.
Años atrás, Sony Music hizo un álbum entero, titulado Bendito vallenato, con diferentes voces acompañados de orquesta sinfónica y sin acordeón o guitarra. ¿Deja por eso de ser vallenato?
“Sigue siéndolo –afirma Guillermo Mazorra–. Para eso hay una armonía y una melodía que conserva el sonido original de la canción. No está el elemento musical del acordeón, pero, básicamente, el proyecto quiso mostrar que podíamos involucrar un sonido sinfónico con la caja y la guacharaca, los que dan la percusión vallenata, sin necesidad del acordeón. Estaban las melodías y las armonías que identificaban el género”.
En este aspecto enfatiza Jorge Naín Ruiz : “Lo más importante del vallenato son las letras y melodías. Se pueden interpretar con otros instrumentos sin perder su originalidad y encanto”.
Un estado del alma
Para Rita Fernández, “la identidad está en el sentir. El vallenato es un estado del alma”.
El intérprete y compositor Felipe Peláez está de acuerdo: “Para mí, el vallenato, más que ser un género, es un estilo de vida, una forma de ver el mundo y reaccionar ante las cosas cotidianas. En ese orden de ideas, lo importante sigue siendo la canción, el mensaje, la interpretación, el efecto que logres causar en el receptor”.
Hemos tocado pasodobles, charanga, valses y otros ritmos con acordeón, ¿por qué
no interpretar vallenato con otros instrumentos?
Peláez dice que lo ha sentido así a lo largo de toda su carrera: “Mi primer éxito en directo fue Cuando quieras quiero, en versión de piano. Todavía es la hora en que ese tema no puede faltar en mis shows. Indudablemente, el sonido del acordeón tiene su efecto mágico, pero en el piano he logrado muchas cosas”.
Peláez menciona Tan natural, canción que “si bien tiene sus visos pop, mantiene el vallenato en la caja y la guacharaca”, y resalta además el álbum Raíces, nominado al Grammy Latino 2019, en la categoría de mejor álbum de cumbia/vallenato, del productor José Gaviria, en el que participó, que tiene exploraciones con otros instrumentos.
“Estuve nominado un álbum parecido la primera vez, se llamaba De otra manera, en el que invité a los mejores guitarristas, bajistas y pianistas”, recuerda Peláez.
Por su parte, Beto Murgas da un parámetro distintivo: “Por supuesto que puede haber vallenato sin acordeón y sin guitarra, desde que estén enmarcados los cuatro aires. Hemos tocado charanga, pasodobles, valses y otros ritmos con acordeón, ¿por qué no interpretar vallenato con otros instrumentos? Lo hay con violines, arpas y sinfónica”.
Freddy Isaac Carrillo, integrante del dúo de vallenato con guitarra Los Hermanos Carrillo, apoya esto último: “Lo que hace que una música sea vallenato son los cuatro aires: el paseo, el merengue, la puya y el son. La caja y la guacharaca son los instrumentos que dan la marcación, la métrica; son los que hacen que sea vallenato”.
Tomado de: El Tiempo