El expresidente y el senador opositor tuvieron un agrio enfrentamiento. Petro acusó a Uribe de beneficiarse de la guerra y el despojo de tierras, mientras el exmandatario lo llamó sicario.
La sesión plenaria del Senado de este martes estuvo marcada por un rosario de enfrentamientos entre los congresistas que defienden el Acuerdo de Paz y los miembros del Centro Democrático. La más llamativa de todas las peleas fue el cruce de acusaciones entre los senadores Gustavo Petro y Álvaro Uribe. El parlamentario opositor señaló al expresidente de buscar la impunidad para los terceros involucrados en el conflicto armado para que no se conozca la verdad. Mientras que el jefe natural del uribismo llamó al parlamentario opositor sicario moral.
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En una inusual sesión, que se prolongó por más de cuatro horas sólo para definir el orden del día en el que estaba en juego la votación de las objeciones a la JEP, terminó en el fuego cruzado entre Petro y Uribe. La diferencia empezó cuando el senador de la Colombia Humana aprovechó su intervención para asegurar que la desmovilización de los paramilitares había sido un pacto con el narcotráfico y acusó a los detractores del Acuerdo de Paz de beneficiarse con la guerra, utilizando el despojo de tierras, el desplazamiento de poblaciones y el negocio de la guerra.
“Así presidente Uribe, expresidente o presidente, lo dejo con puntos suspensivos. Le hace usted daño al presidente Duque al presionarlo para que le ponga trabas filibusteras a la posibilidad de la verdad y del proceso de paz en Colombia, por el prurito de ocultar los nombres de los terceros, los beneficiarios económicos de la violencia, los que se quedaron con la tierra fértil de Colombia”, afirmó Petroen una intervención de más de 20 minutos. De inmediato el senador Uribe solicito el derecho a réplica y se fue lanza en ristre contra el excandidato presidencial del progresismo.
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“De Duque se puede decir que nunca ha presionado a un colombiano por vías distintas a la constitución y a la ley. El presidente Duque no ha estado en movimientos criminales, no ha estado en movimientos terroristas, donde a los colombianos les aplicaban la ley del fusil” refirió el expresidente en evidente alusión a la pertenencia de Petro al M-19, y agregó, con el sarcasmo que lo caracteriza, que prefiero “80 veces al guerrillero en armas que al sicariato moral difamando”. Mientras terminaba la intervención Uribe miró a Petro fijamente y repitió tres veces: “sicario, sicario, sicario”
El episodio desencadenó una seguidilla de intervenciones del mismo estilo. El senador Roy Barreras, por ejemplo, se enfrentó al presidente del Senado, Ernesto Macías, a quien acusó de dilatar la discusión de los reparos presidenciales con el fin de lograr evitar la derrota de la bancada de gobierno con artimañas jurídicas. “Muchos se preguntan cuál es la estrategia de la dilación del presidente Macías, quien violando las normas aceptó la renuncia de una magistrada del Consejo Superior de la Judicatura sin contar con la plenaria del Senado, devolviéndole así a esta corporación judicial la potestad de nombrar sus reemplazos sin mayor discusión. Y precisamente ante este cuestionado tribunal interpuso una tutela contra la votación de la Cámara que hundió las objeciones”, sentenció Roy. Macías respondió que había actuando en derecho.
Angélica Lozano, de la Alianza Verde, tomó los micrófonos en el recinto para hacer una vehemente defensa del Estatuto de la Oposición y de los derechos que, con base en la norma, pueden ejercer los sectores ubicados en esta orilla política. Además de reiterar que ni el presidente del Senado, Ernesto Macías, ni la Mesa Directiva de la corporación tenían potestad para elegir la fecha en la cual la oposición puede determinar el orden del día, echó mano del reglamento del Congreso para intentar acelerar el debate de las objeciones a la ley estatutaria de la JEP.
Según argumentó la congresista, ya han pasado varios días desde que la ponencia que pide hundir los reparos de Duque a la ley estatutaria fue radicada en el Senado y, pese a ello, Macías se ha rehusado a convocar a la plenaria para proceder con su respectiva votación.Por eso, con ley en mano, argumentó que, si surtidos tres días no se ha hecho la respectiva publicación del texto para proceder a discutirlo, se podrá hacer público con simples copias que le serán allegadas a los congresistas. Y así ocurrió. Asistentes de la senadora se encargaron de entregar, en total, 150 copias de la ponencia.