Si la contaminación lumínica de las ciudades se lo permite, cada noche puede ver un espectáculo inigualable.
Una negrura profunda situada detrás de los innumerables puntos de luz de las estrellas más cercanas a la Tierra y, con mucha suerte, un brillo lechoso y sutil procedente de las miles de millones de estrellas de la Vía Láctea. Casi toda la luz que ve ha viajado años y siglos hasta llegar a usted. Pero en esos espacios negros que observa hay un profundo vacío habitado por miles de millones de galaxias situadas mucho, mucho más allá, y que sus ojos no pueden percibir; difundió ABC
Pero, ¿alguna vez se ha preguntado hasta dónde llega todo? ¿Por qué vivimos en un lugar tan inconmensurable, con tantos y tantos planetas, estrellas y galaxias? ¿Hay algo al otro lado de todo eso, o más bien el espacio es infinito? Jorge Cham y Daniel Whiteson reconocen que nadie lo sabe en su libro «No tenemos ni idea: una guía para el Universo desconocido» (editorial Capitán Swing). Gracias a unas explicaciones muy amenas y divertidas y un montón de ilustraciones graciosas, podrá aprender lo poco que sabemos sobre las preguntas más esenciales del Universo. Cosas como de qué están hechas las cosas, qué son en realidad el tiempo y el espacio, por qué no se puede viajar más rápido que la luz (casi nunca) o por qué existen cosas como la materia y la energía oscuras.
Una de las preguntas que cualquiera se puede hacer mirando el cielo es cómo de grande es el Universo. Hasta dónde llega, si es que tiene un límite, y que hay más allá, si es que eso tiene sentido. Y si no, ¿es que el Universo es infinito? Aceptar eso implica que cualquier cosa que tenga alguna probabilidad de ocurrir ocurrirá, y que lo hará un número infinito de veces. ¿Estará poblado el Universo por infinitos planetas de color fluorescente habitados por infinitos dragones azules?
Lo que sabemos es que «el Universo es increíblemente grande y está, básicamente, vacío», escriben Cham y Whiteson. «Si las estrellas estuvieran más próximas entre sí, el cielo nocturno sería mucho más brillante. Si las estrellas estuvieran más alejadas unas de otras, el cielo nocturno sería oscuro y deprimente». En este sentido, le recomendamos que lea este artículo sobre lo inmensamente grande que es el Sistema Solar y lo separados que están sus planetas.
¿Por qué el Universo tiene estructura?
De acuerdo, todo está vacío y separado, pero resulta que también está estructurado, fundamentalmente por la gravedad, en enormes «grumos» de estrellas, en grupos de gigantescas galaxias y en familias de grupos de galaxias. «La estructura del Universo es muy jerárquica: las lunas orbitan planetas, los planetas orbitan estrellas, las estrellas orbitan el centro de las galaxias, las galaxias se mueven alrededor del centro de sus cúmulos y los cúmulos giran alrededor de los centros de los súpercumulos», escriben los autores de «No tenemos ni idea».
Curiosamente, estos súpercumulos parecen ser, de momento, la mayor estructura existente en el Universo: forman láminas y filamentos de cientos de millones de años luz de largo y decenas de millones de años luz de ancho (recordemos que el Sol está a 8,3 minutos luz de la Tierra, que el Sistema Solar tiene un radio de aproximadamente un año luz y que la Vía Láctea mide 100.000 a 300.000 años luz). ¿Por qué no hay cosas más grandes? ¿Por qué no solo existe una súper galaxia o un súper Sistema Solar? ¿Por qué hay una estructura tan complicada y no somos solo una sopa de átomos?
De grumos a galaxias
A lo largo de varias páginas, Jorge Cham y Daniel Whiteson explican por qué. Básicamente, se cree que la causa es que en un Universo muy joven aparecieron unas fluctuaciones, fruto de la aleatoriedad de la mecánica cuántica, que hicieron que no fuera homogéneo. Estas arrugas se expandieron por doquier, durante la etapa de inflación, y después permitieron que la masa se concentrara en ciertos puntos y no en otros. Estos grumos de masa fueron creciendo y creciendo, y se convirtieron en las semillas de las galaxias, que a su vez permitieron la génesis de las estrellas y los planetas. ¡Puede parecer increíble, pero todo esto tiene base científica! La llamada radiación de fondo de microondas, por ejemplo, un eco de energía que muestra cómo era el Universo hace mucho tiempo, tiene pequeñas ondulaciones que concuerdan con estas flucutaciones cuánticas tan relevantes.
Después, la gravedad se salió con las suya. Formó planetas y en algunos de ellos logró crear núcleos fundidos por la presión. Comprimió tanto el gas de las estrellas, que permitió que estas estallaran por medio de la fusión nuclear sin acabar despedazadas. La mayor parte da gravedad, sin embargo, está asociada con la materia oscura y la atracción que mantiene unidas las galaxias, a pesar de que sus estrellas giren a velocidades de vértigo (el Sistema Solar gira a una pasmosa velocidad de 828.000 kilómetros por hora, en relación con la galaxia).
Pero, ¿qué es el espacio?
Ahora que ya entendemos que las fluctuaciones cuánticas, en un origen, y la gravedad, después, permitieron que apareciera la estructura del Universo, solo nos falta entender hasta dónde llega. Fácil, ¿no?
Para poder contestar a esta pregunta conviene tener en cuenta algo que puede resultar muy chocante: el espacio es una cosa. Si le piden que se imagine el espacio, quizás se imaginará un hueco, un cubo transparente o blanco situado entre varios puntos de referencia u objetos, o bien como una especie de escenario vacío, una ausencia de cosas, en la que, paradójicamente, ocurren cosas. «Si sigues con este razonamiento, resulta que el espacio es algo que puede existir por sí mismo, sin que haya materia que lo llene», escriben Cham y Whiteson.