El inicio del proceso de empalme en Arauca, bajo la dirección del alcalde electo Juan Qüenza, se ha visto marcado por un contraste significativo: la proactividad y el liderazgo de Qüenza frente a la criticada ausencia y falta de compromiso del alcalde saliente, Edgar Fernando Tovar Pedraza. Esta situación ha sido señalada como un acto simbólico de cómo Tovar, acusado de haberle dado la espalda a Arauca durante su mandato, elude ahora la responsabilidad de un traspaso transparente y eficiente del poder.
La ausencia de Tovar en un momento tan crítico ha sido fuertemente reprochada, percibiéndose como una falta de respeto no solo hacia la nueva administración sino también hacia la comunidad araucana. Esta inacción contrasta con la diligencia y compromiso del equipo de Qüenza, quien ha asumido personalmente el liderazgo en el proceso de empalme, demostrando su determinación para encarar y rectificar la crítica situación heredada.
A pesar de las limitaciones impuestas por un alcalde saliente considerado como ‘ausente’ y que presuntamente entorpeció el funcionamiento municipal, los secretarios de la administración saliente han mostrado un espíritu colaborativo, contribuyendo al proceso de transición con profesionalismo y dedicación.
Juan Qüenza y su equipo están comprometidos en realizar una evaluación rigurosa de la administración actual, destacando la necesidad de implementar mejoras significativas y asegurar una gobernabilidad efectiva y transparente para Arauca. Este proceso representa no solo un cambio administrativo, sino también la esperanza de un nuevo comienzo para la ciudad.