El avión de combate bautizado como Kowsar es una réplica del F-5F Tiger que le vendió la empresa estadounidense Northrop antes del embargo, en la década de los 70
Irán tiene un avión de combate de última generación. Le llama el “Kowsar”. El líder del régimen de los ayatolás, el presidente Hasán Rohaní, se acercó a un hangar para celebrar el hito. Se subió a la cabina mientras un piloto le indicaba las nuevas capacidades. Pero los expertos en defensa en Estados Unidos restaron enseguida relevancia al anuncio. El nuevo caza es calcado a un viejo modelo de Northrop. Publica EL PAÍS
Cualquier entusiasta de estos ingenios militares se da cuenta a primera vista de que el Kowsar es una réplica exacta del F-5F Tiger II. El caza tiene medio siglo de historia. EE UU lo vendió a Irán cinco años antes de la revolución. Se calcula que tiene aún operativos medio centenar. Las restricciones económicas y financieras, sin embargo, impide a Teherán dotarse de componentes para actualizarlo.
La prensa iraní insiste en que el Kowsar es un avión de combate de cuarta generación que está diseñado y fabricado solo por expertos militares iranís. Pero esa proclamación tan rotunda se toma con una gran pizca de sal en los círculos militares internacionales. Lo ven como un intento por demostrar que cuenta con capacidad ofensiva aérea.
Le puede interesar: La policía alemana detiene a un islamista ruso acusado de planear un atentado
John Dempsey, analista en defensa del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, colgaba una foto en su cuenta en las redes sociales para ayudar a hacer la comparación entre el prototipo del nuevo avión iraní y el avión que Northrop les vendió en 1974. La estructura es idéntica a la desarrollada por el gigante de la defensa estadounidense. Lo certifican también los consultores de IHS Markit.
Empezar de cero el desarrollo de un avión requiere de un esfuerzo tecnológico y financiero titánico. Teherán contaría, sin embargo, con la capacidad manufacturera para replicar la estructura del F-5 y la ciencia para desarrollar sistemas electrónicos para actualizar el viejo caza. Otra cosa es que alcance la superioridad del F-15 Eagle de Boeing que opera Arabia Saudí o el F-35 de Lockheed Martin que estrena Israel.
El presupuesto en defensa de Irán rondó los 14.100 millones de dólares en 2017, según el International Peace Research Institute, lo que equivale al 2,5% de su economía. El coste total proyectado por el Pentágono para el programa F-35 se calcula en 1,5 billones de dólares, de los que más de 400.000 millones corresponden al desarrollo del avión y el resto a mantenerlo operativo mientras esté en servicio.
La presión para Irán es enorme. Los expertos ven por eso el anuncio como un mensaje de propaganda dirigido más bien a su propia galería, para demostrar que puede protegerse de las amenazas externas tras la decisión de Estados Unidos de abandonar el pacto nuclear. “Están aún muy lejos de diseñar, certificar y fabricar su propio avión”, insisten desde IHS Markit, “solo hay que fijarse en las fotografías”.