Las más de 100.000 personas que llegaron de todo el mundo y que se congregaron en las calles de Windsor para presenciar la boda del príncipe Enrique y Meghan Markle –ahora duques de Sussex– salieron satisfechas con su experiencia de ‘cuento de hadas’.
La emotiva ceremonia trajo también a la mente de los asistentes la memoria de la princesa Diana de Gales, madre de los príncipes Guillermo, segundo en la línea de sucesión a la corona, y Enrique, sexto.
Con el objetivo de honrar a su madre, el príncipe Enrique eligió a lady Jane Fellowes, hermana mayor de Diana, para un destacado papel durante la ceremonia. La tía del novio leyó un fragmento del Cantar de los Cantares de Salomón, un texto bíblico con el siguiente pasaje: “Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven conmigo. Pues mira, ha pasado el invierno, ha cesado la lluvia y se ha ido”.
Así, la Casa Real británica ejerció una fascinación que llevó a gente de todas partes a madrugar, viajar, pasar horas de pie y a amontonarse para saludar brevemente a los recién casados cuando dieron un paseo en carrosa por las calles de Windsor. Entre ellos a la colombiana Marisa Arroyo, quien acampó por dos días en el pueblo para guardar un sitio en primera fila durante el desfile.
“Es la monarquía más importante que tiene el mundo”, dijo Arroyo, quien además recordó que estaba en Londres cuando se celebró el funeral de la princesa Diana.
Las pantallas gigantes repartidas por esta ciudad de 30.000 habitantes a orillas del Támesis permitieron a los asistentes vitorear, aplaudir y deleitarse con cualquier detalle de la boda presidida por la reina Isabel II.
El rugido de la multitud cuando Enrique dio el “sí quiero” penetró hasta la iglesia de San Jorge, provocando una risa entre los 600 invitados.
Desde las 6 de la mañana (hora local) y hasta el inicio de la ceremonia, a mediodía, Windsor no paró de recibir trenes cargados de espectadores. “Me desperté a las cuatro de la mañana cuando tenía 12 años para ver casarse a la princesa Diana y desde entonces estoy enganchada”, explicó Heather Miller, de 49 años, estadounidense de Colorado (oeste), mientras esperaba el tren vestida con una camiseta con la foto de los novios.
Al llegar a su destino, los visitantes fueron recibidos por un cielo azul, policía fuertemente armada y escáneres como los de los aeropuertos.
Tras superar esos primeros obstáculos, se unieron a los que pasaron la noche aquí, una o varias, para encontrar un buen lugar en el recorrido de la calesa descubierta. “Hizo tanto frío durante la noche, no he pegado ojo, pero nadie se fue”, dijo Maureen Hayward, una jubilada que llegó a Windsor el viernes por la tarde.
Los colores de la Union Jack, la bandera británica, rojo, blanco y azul, dominaron las calles, pero no fueron los únicos.
Dos canadienses vestían un traje de una pieza con la hoja de arce de la bandera de su país, también había algunos que vestían la bandera estadounidense.
El padre de Meghan, que siguió la boda de su hija por televisión desde California, manifestó su orgullo y su pesar por no haber podido asistir.
“Mi bebé luce hermosa y se ve muy feliz. Deseaba haber estado ahí y les deseo todo mi amor y toda la felicidad”, dijo Thomas Markle, de 73 años y convaleciente de una cirugía de corazón esta semana, de acuerdo con TMZ, un sitio web de chismes de farándula.
Ante la ausencia de su padre la exactriz estadounidense fue llevada al altar por el príncipe Carlos, quien ahora es su suegro.
Al acabar la ceremonia, los recién casados se besaron en las escaleras de la iglesia, en el momento más celebrado de un día que unió al país en plena crisis existencial por el Brexit.
Markle, 36 años, protagonizó la serie de TV Suits y es una feminista declarada que colabora con distintas causas humanitarias, utilizando su fama como plataforma para llegar a un público mayoritario, de la misma manera que lo hacía la madre de su ya esposo.
A este respecto se ha pronunciado José Valenzuela, un granadino afincado a las afueras de Londres, quien bromeó con que a Enrique le gustaba Meghan porque “hay algo que le recuerda a su madre”, refiriéndose a Diana de Gales.
600 invitados asistieron a la celebración
La reina Isabel II y su marido, el duque de Edimburgo, acapararon todas las miradas de los asistentes. Sin embargo, solo 600 invitados VIP -entre los que no se encontró ningún miembro de la realeza europea ni ningún político- pudieron hacerse con un asiento en la capilla de San Jorge.
Entre ellos se encontraban David y Victoria Bekham y el cantante Elton John, antiguo amigo de Diana de Gales. También se vio al músico James Blunt, a la presentadora Oprah Winfrey y a la tenista Serena Williams.
Los británicos fueron testigos de un sermón poco tradicional
Más que perplejos quedaron los asistentes a la boda real cuando el pastor Michael Curry, primer líder afroamericano de la Iglesia episcopal estadounidense, avivó la ceremonia con una oratoria apasionada que tocó temas como la importancia del amor, la esclavitud e incluso empezó haciendo referencia a Martin Luther King.
Los británicos, acostumbrados a ceremonias reales mucho más tradicionales, reían de manera incómoda ante el sermón de Curry que rezaba: “Imaginen gobiernos que se guíen por el amor”. “Tenemos que descubrir el poder del amor, el poder redentor del amor. Y cuando hacemos esto, seremos capaces de crear un nuevo mundo de este viejo mundo”, dijo.
El pastor de 65 años, nacido en Chicago, encabeza la rama estadounidense de la Iglesia anglicana y es reconocido como un predicador animado en la tradición de Estados Unidos, lo que constituyó toda una novedad para los asistentes, en especial cuando hizo referencia a la esclavitud, mencionando el poder sanador de la música espiritual cantada por esclavos. La referencia caló perfecto con la historia de los antepasados de Doria Ragland, la afroamericana madre de la novia, Meghan Markle, quienes fueron esclavos. De hecho, su apellido proviene de un propietario de esclavos.
Fuera de la iglesia de San Jorge, la multitud de fanáticos también reales reaccionaron con perplejidad ante las imágenes de los visiblemente incómodos VIP a medida que avanzaba el sermón.
En cambio, las reacciones en Twitter fueron mucho más positivas. “No puedo creer que haya un pastor hablando sobre esclavos espirituales en una verdadera boda real. Hola siglo 21”, escribió @kateyrich, un usuario de esta red social. @NappyRaccy dijo por su parte: “Nunca pensé que escucharía citar a Martin Luther King en una boda real”.
El presentador de televisión Piers Morgan publicó una fotografía de Curry con las palabras: “¡Mi nuevo héroe!”.
El sermón de Curry también incluyó momentos más ligeros. “Dos jóvenes se enamoran y todos aparecimos”, dijo a la multitud, provocando una carcajada. Finalizó: “¡Tenemos que casarlos!”.
Fuente: AFP