Silicon Valley fue el lugar en la zona sur de la bahía de San Francisco, en Estados Unidos, que se convirtió en el espacio de grandes compañías tecnológicas, locas ideas que se disolvieron tan rápido como teclear Control-Alt-Suprimir y charlatanes que alcanzaron a saborear el aroma del éxito
Ahora es el contexto para la serie de NatGeo El boom de Silicon Valley, que mezcla una trama de ficción con entrevistas y elementos narrativos del documental para contar el ascenso meteórico y, en algunos casos, la catástrofe que significó la aparición de las páginas web, difundió EL TIEMPO.
La trama de la serie de seis episodios (se estrena este domingo a las 9 p. m.) gira en torno a la trayectoria de tres empresas diferentes, cuyos fundadores intentan cambiar el mundo utilizando la nueva tecnología de internet.
Antes de Google, Netscape fue el primero en lanzar el navegador comercial y dar inicio a una guerra contra Microsoft. Antes de Facebook, theglobe.com fue una red social de rápida expansión creada por soñadores en un campus universitario. Y antes de YouTube, un estafador fugitivo del FBI se reinventa a sí mismo creando una empresa de streaming de video llamada Pixelon. Fue el caldo de cultivo para el tono de la apuesta televisiva de NatGeo.
Pero ¿qué se puede decir de una temática explorada otras veces y en diferentes matices, tanto en el cine como en la televisión?
“Creo que en realidad tenemos la oportunidad de hacer algo nuevo (…) inusual y un poco disruptivo que no se quedara en la descripción de una guerra de navegadores de internet. Apostamos por cosas como mostrar a un Bill Gates comportándose como un capo escolar, así que creamos una escena que recuerda de alguna manera a la película El Padrino en la que Microsoft voltea a varios miembros del equipo de Netscape. Pensamos que teníamos que divertirnos mucho con esto, así que van a ver flash mob y otros elementos narrativos que uno no esperaría en un producto de National Geographic”, explica.
Para el realizador, esta experiencia bien podría aspirar para ser llevada al cine, pero en realidad –reconoce– podría funcionar más con una segunda temporada.
“La primera temporada revela el internet 1.0; así que sería interesante llegar a internet 2.0 y cómo nos rendimos a la invasión de nuestra privacidad, a Facebook, WhatsApp y eventualmente, a Cambridge Analytica”, reflexiona.
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Sin embargo, el reto televisivo tuvo sus etapas, y hubo algo de temor al principio para Carnahan.
“No estaba del todo seguro. No tengo una gran conexión con la tecnología, con internet y con los orígenes de la red, aunque estaba rodeado de amigos que estaban empezando compañías en esa área. Cuando comencé a profundizar, me di cuenta de que era una historia muy relevante para este momento”, explica.
Pero uno de los aspectos que más le interesaron al asumir la historia era ser la fuente de algo a lo que muchos no le han prestado tanta atención.
“En Silicon Valley están mirando constantemente hacia adelante, al futuro, pero realmente no estudian la historia de su negocio”, opina.
De igual manera, representa una oportunidad para que las nuevas generaciones, que ya vienen con una sensibilidad mucho más poderosa con la tecnología, descubran los hechos que hicieron posible la era que les tocó vivir.
“Cuando compartí el programa con programadores e ingenieros jóvenes, fundadores y capitalistas de riesgo, se sorprendieron mucho por los esquemas de negociación que se manejaban en el pasado y por los casos de fraude o engaño que también se fraguaron en ese ámbito de producción tecnológica”.
Esta producción –híbrido de ficción y documental que propone la serie– le da un tono sólido y arriesgado a la trama.
“Las personas involucradas en la vida real estaban dispuestas a ayudarnos, estaban vivas y eran muy interesantes. Nos arriesgamos de verdad, porque no tenía idea de si los libretos de la serie con lo que conseguiríamos en los testimonios reales iban a complementarse o a contradecirse, pero al final todo encajó en un juego hermoso entre lo escrito y lo que no lo era”, recuerda el director de la serie.