El Departamento Nacional de Estadísticas – DANE, ha hecho publico su reporte del comportamiento del mercado laboral en ciudades intermedias y capitales de los departamentos de la Orinoquía y la Amazonía, para el año 2020. Para este periodo, al igual que en el año 2019, la ciudad de Arauca tiene el deshonroso honor de registrar la tasa de desempleo más alta del país, con un escalofriante 32,5% de desempleados (DANE, 2021), superando por más de 12 puntos porcentuales el promedio de todas las ciudades analizadas en el informe.
Por supuesto que no podemos dejar pasar la oportunidad para plantear nuestra ya habitual crítica: la información disponible no permite hacernos una idea clara de lo que sucede en todo el territorio araucano, escondiendo una situación que en atención a los reclamos de muchas fuerzas vivas del departamento, puede ser todavía peor.
Hay que agregar no obstante, que esta falta de robustez de los indicadores disponibles, en nada invalida la preocupante radiografía que aquí se presenta, así que iniciemos.
En primer lugar, hay que decir que el año 2020, marcado por la pandemia, las cuarentenas y la lenta reactivación económica, fue difícil para todos los sectores sociales, económicos y culturales. Sin embargo, dejó en evidencia la fragilidad de un grupo económico que venía siendo el sostén del precariado mercado laboral araucano: los denominados trabajadores por cuenta propia. El 30% de las personas que vivían del rebusque, de sus emprendimientos de subsistencia y de sus microempresas, perdieron su trabajo; esto, para expresarlo en términos más entendibles, significa que mas de 4.500 habitantes de la ciudad de Arauca -poco más del 5% de la población de acuerdo con el censo oficial-, se quedaron sin la fuente de su sustento. Otros sectores, como el de los jornaleros o peones, y el de las empleadas domésticas también se vieron seriamente afectados en sus condiciones laborales, con reducciones del 64% y el 27% respectivamente, pero en términos absolutos solo el grupo de los trabajadores por cuenta propia explica casi el 70% de la perdida total de empleos. Como dato curioso, quizás quepa anotar que durante el año 2020, solo se registró un leve aumento en lo que se denomina el trabajo doméstico no remunerado.
Gráfico 1. Variación de la cantidad de las personas ocupadas en el municipio de Arauca según posición ocupacional 2020-2019
Fuente: DANE (2021).
Ahora, no faltarán quienes deseen ver el vaso medio lleno y afirmen que un incremento de 5 puntos porcentuales en la tasa de desempleo, es mucho menos grave de lo que se preveía cuando atravesábamos los peores momentos de la pandemia. Lamento ser yo quien tenga que dar al traste con esta postura optimista, pero las cifras indican que el desempleo se ha “enmascarado” u “ocultado” por una reducción de más del 12% en la tasa global de participación. En plata blanca, esto quiere decir que en Arauca capital no solo 6.500 personas pasaron a la categoría de desempleados, más alarmante aún, poco más de 7.600 personas dejaron de participar activamente en el circuito económico local; de acuerdo con estos datos, más del 23% de la población en edad de trabajar, fue marginada temporal o permanentemente del mercado laboral durante el año 2020.
Gráfico 2. Comportamiento de las principales estadísticas del mercado laboral en el municipio de Arauca 2016-2020
Fuente: DANE (2021).
En lo relacionado con las actividades económicas en las que más empleos se destruyeron, desafortunadamente hay resaltar la crítica situación de sectores estratégicos: construcción (-45,57%); actividades artísticas, entretenimiento, recreación y otras actividades de servicios (-34,49%); las denominadas otras ramas, que extrañamente engloban actividades tan distintas como las agrícolas y pecuarias, las de explotación de minas y canteras, así como los servicios financieros y de seguros, por citar los más importantes (-33,98%); comercio y reparación de vehículos (-19,84%); alojamiento y servicios de comida (-14,49%); entre otros. En el caso de la construcción, es preocupante por tratarse de un sector con gran capacidad de generar encadenamientos hacia delante y hacia atrás, que además en el país tuvo un comportamiento menos malo gracias al inesperado dinamismo de la compra de vivienda nueva por parte de los hogares; las otras actividades, por su parte, corresponden en su mayoría a servicios no esenciales que sufrieron directamente los efectos de las cuarentenas y las restricciones de movilidad, evidenciándose en todo caso, que las ayudas y los apoyos brindados por los diferentes niveles de gobierno fueron insuficientes para menguar la crisis y sostener las fuentes de empleo formales.
Gráfico 3. Cantidad de personas ocupadas en el municipio de Arauca por rama de actividad 2015-2020
Fuente: DANE (2021).
El contexto que nos brindan las cifras aquí registradas, así como el informe general presentado por el DANE, da pie para hacer unas consideraciones que sirven como corolario del presente artículo de opinión:
1. El año 2020, marcado por la grave crisis derivada de la pandemia del Covid-19, marca el tránsito de una economía de rebuscadores y emprendedores de subsistencia, hacía otra en la que las personas pasaron a estar inactivas y excluidas, viéndose obligadas a dedicarse a los oficios del hogar, según lo registran el 58% de los individuos clasificaron como inactivos.
2. De igual manera, es preocupante la situación de los jóvenes de la capital araucana. Este segmento poblacional históricamente ha estado más expuesto al desempleo, lo que sumado a las restricciones de la pandemia y la falta de una oferta académica robusta, conlleva a la formación de una masa importante de jóvenes que ni estudian ni trabajan, y que en no pocas ocasiones, ven en las bandas delincuenciales y los grupos armados ilegales, el único espacio para desarrollar un proyecto de vida propio.
3. Sigue asombrando la pasividad con que los diferentes niveles de gobierno asumen el problema de desempleo. No está de más recordar las famosas políticas públicas de empleo departamental y municipal, desfinanciadas y sin ninguna meta concreta en términos de nuevas fuentes de trabajo; sin embargo, en una situación excepcional como la que estamos viviendo producto de la pandemia, no sería descabellado pensar en medidas igual excepcionales que permitan menguar un poco la grave crisis que estamos viviendo.
4. Por último, hay que remarcar que estos altos y sostenidos índices de desempleo, incrementan las desigualdades, al mismo tiempo que exacerban problemas como la drogadicción, la prostitución y la inseguridad. Si a esto le sumamos el fenómeno migratorio desbordado y la paquidérmica gestión de la pandemia, es evidente que estamos frente a una bomba social que en cualquier momento va a estallar en forma de conflictos más acentuados, caos en el crecimiento económico, social y urbanístico, y resquebrajamiento del tejido social en general.
Espero equivocarme en mis predicciones, pero la situación registrada en las cifras oficiales y las expresiones del día a día de los ciudadanos, no brindan mucho espacio para el optimismo, así sea moderado.
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